297. Kirchner, el otoño del patriarca 13/09/2007
296. Otro delincuente kirchnerista más 17-08-2007
295. Olores a KK en Argentina 15-08-2007
294. Sobredosis de Poder 17-07-2007
293. Independizarnos de la corrupción 09-07-2007
292. ¿Todos somos corruptos? 06-07-2007
291. El futuro será más de lo mismo 03-07-2007
290. Votarlos o votar en blanco es una cuestión de memoria, principios y realidad 21-06-2007
289. Ya basta. Carajo! 11-05-2007
288. Un primero de Mayo santacruceño 01-05-2007
287. Patética Santa Cruz 25-04-2007
286. Carta abierta a los Diputados de Santa Cruz 19-04-2007
285. ¿Una Santa Cruz en serio? 16-04-2007
284. Las tizas no se mancan de sangre 11-04-2007
283. Así nuestra Argentina 07-04-2007
282. Rarezas argentinas 06-02-2007
Kirchner, el otoño del patriarca
13 de setiembre de 2007
Resulta por demás de obvio aclarar que cuando Gabriel García Márquez publicó su libro “El otoño del patriarca” no se refería a los temas políticos de la tierra argentina o más precisamente la santacruceña, sin embargo en esa extraordinaria novela pudo fabular las circunstancias de un abusador del poder.
Néstor Kirchner, devenido en patriarca santacruceño -con miras a serlo también en toda la Argentina- esta comprobando cómo su poder omnipresente y omnipotente está llegando a los límites que toda una sociedad no está dispuesta a tolerar. Claro está, que eso no tiene que ver directamente con los resultados electorales que se podrían dar en el futuro inmediato, aunque éstos parecieran ser que no se presentan tal como él desearía.
Desde hace décadas la democracia en Argentina se ha vaciado de contenido y participación popular, cualquiera sea el resultado de las elecciones ellas solamente son el producto de la mediatización política, los acuerdos y alianzas de trastienda, los millonarios presupuestos dedicados a conformar lo que se denomina la “opinión pública”, el triunfo de las mentiras y las mezquindades por sobre las ideas y las propuestas y, entre otros, la utilización espuria de los fondos públicos.
Ayer nomás, la intolerancia del poder kirchnerista sumó más heridos y agredidos a la larga lista que parece no poder, ni querer seguramente, terminar. En ésta oportunidad han sido trabajadores y una periodista de Caleta Olivia -la ciudad más norteña de la patagónica provincia de Santa Cruz- los que han tenido que sufrir la represión de las fuerzas de seguridad comandadas por el presidente de la Nación.
El motivo de la actuación de la Gendarmería Nacional, sin la autorización judicial que corresponde a estos casos, tuvo por finalidad permitir el paso de unos micros que convenientemente rentados debían dirigirse hacia Río Gallegos para que sus convenientemente llevados ocupantes participaran de un acto proselitista. No cualquier acto, sino el que ponía el punto de partida de la candidatura del actual gobernador Daniel Peralta -gobernante inventado a fuerza de fórceps político- con la presencia de Kirchner.
Pareciera ser que los santacruceños, muchos seguramente, no están tan convencidos del amor declamado a cuatro vientos por el presidente. "Acá estoy, dando la cara y jugándome por esta provincia que tanto amo" se atrevió a vociferar en el acto referido, como tampoco que esa cara sea la que desde hace más de cinco meses no puede ser vista en público sino que debe contentarse con vérsela publicada en los medios periodísticos del propio gobierno o manejados por éste, tanto provinciales y nacionales.
Pero claro, cual patriarca fue por más Kirchner al sostener "No trabajamos para la Santa Cruz de las patotas, sino para la del trabajo y de las ideas". Bueno créase o no así lo dijo, independientemente que la realidad nos habla del exagerado abuso del empleo público, la falta total de proyectos e ideas superadoras y sustentables en la provincia. Aunque si acertó, por pura casualidad dijo la verdad, al hacer referencia a las patotas, aunque sabemos que no trabaja para ellas porque él y sus acólitos comprometidos y beneficiarios son las patotas. Solamente hay que remitirse a los hechos, que desde hace años son públicos y notorios se van sucediendo en Santa Cruz, para comprobarlo.
Hay más todavía, resulta ahora que según nos informa Kirchner “Hay que seguir soportando cristianamente la agresión de aquellos que no tienen ideas y cuando van a contar los votos tienen tres". Pero el subconsciente es esa parte de Kirchner que no le permite siempre andar con vulgares mendacidades y tras cartón afirma “Y no como los que dicen “si no pensás como yo, te agredo”; eso no es democracia, eso es fascismo". Claro que es el autoritarismo del Frente para la Victoria, que es comandado únicamente por él, el que se va transformando día a día en una especie vernácula del fascismo.
Los sentimientos de quién fue el propulsor de las persecuciones políticas, las apaleaduras, las represiones policíacas, los atentados con bombas incendiarias y los atropellos de todo tipo a los habitantes santacruceños, entre infinidad de muchas barbaridades más, nos viene con el cuento de que “Vengo con el corazón, la pasión y los brazos abiertos, aun para aquellos que cobardemente agredieron a Alicia (hermana) o a la vieja (madre), los mayores cobardes que se pueden conocer para agredir a una mujer, a una compañera”. Ya no puede engañar a nadie, a menos claro está que muchos quieran ser engañados para sacar los bocados económicos que el manejo descontrolado del presupuesto nacional les permite conseguir, a cambio de silencios y complicidades.
Al menos podemos estar seguros que denunciando esta forma de hacer política contribuiremos a construir parte del camino de las verdades, ese trayecto insustituible que debemos transitar para terminar con los que se han apoderado de nuestros futuros. Se tratará, entonces, de que todos los habitantes comencemos a mirar la realidad con una visión más crítica y desconfiada, porque de lo contrario será imposible ir encontrando la senda del futuro igualitario para todos, de la solidaridad popular olvidada y de la dignidad casi perdida.
Porque entregar nuestros principios y nuestros derechos a cambio de que unos pocos se sigan enriqueciendo y protituyendo con y en la política, aún más de lo que lo vienen haciendo, será indefectiblemente el futuro próximo. Las mentiras, los acuerdos tenebrosos con lo peor de la politiquería nacional, la corrupción generalizada en los gobiernos por doquier, el falso progresismo y derecho humanismo, la realidad social y laboral, las necesidades insatisfechas de millones y demás cuestiones deben terminar.
Será en la primavera próxima, no lo sabemos. Pero si seguramente comprendemos que todo lo sucedido en el otoño y el invierno han sido elocuentes demostraciones y comprobaciones que muchas cosas se deben cambiar en nuestro país.
13 de setiembre de 2007
Resulta por demás de obvio aclarar que cuando Gabriel García Márquez publicó su libro “El otoño del patriarca” no se refería a los temas políticos de la tierra argentina o más precisamente la santacruceña, sin embargo en esa extraordinaria novela pudo fabular las circunstancias de un abusador del poder.
Néstor Kirchner, devenido en patriarca santacruceño -con miras a serlo también en toda la Argentina- esta comprobando cómo su poder omnipresente y omnipotente está llegando a los límites que toda una sociedad no está dispuesta a tolerar. Claro está, que eso no tiene que ver directamente con los resultados electorales que se podrían dar en el futuro inmediato, aunque éstos parecieran ser que no se presentan tal como él desearía.
Desde hace décadas la democracia en Argentina se ha vaciado de contenido y participación popular, cualquiera sea el resultado de las elecciones ellas solamente son el producto de la mediatización política, los acuerdos y alianzas de trastienda, los millonarios presupuestos dedicados a conformar lo que se denomina la “opinión pública”, el triunfo de las mentiras y las mezquindades por sobre las ideas y las propuestas y, entre otros, la utilización espuria de los fondos públicos.
Ayer nomás, la intolerancia del poder kirchnerista sumó más heridos y agredidos a la larga lista que parece no poder, ni querer seguramente, terminar. En ésta oportunidad han sido trabajadores y una periodista de Caleta Olivia -la ciudad más norteña de la patagónica provincia de Santa Cruz- los que han tenido que sufrir la represión de las fuerzas de seguridad comandadas por el presidente de la Nación.
El motivo de la actuación de la Gendarmería Nacional, sin la autorización judicial que corresponde a estos casos, tuvo por finalidad permitir el paso de unos micros que convenientemente rentados debían dirigirse hacia Río Gallegos para que sus convenientemente llevados ocupantes participaran de un acto proselitista. No cualquier acto, sino el que ponía el punto de partida de la candidatura del actual gobernador Daniel Peralta -gobernante inventado a fuerza de fórceps político- con la presencia de Kirchner.
Pareciera ser que los santacruceños, muchos seguramente, no están tan convencidos del amor declamado a cuatro vientos por el presidente. "Acá estoy, dando la cara y jugándome por esta provincia que tanto amo" se atrevió a vociferar en el acto referido, como tampoco que esa cara sea la que desde hace más de cinco meses no puede ser vista en público sino que debe contentarse con vérsela publicada en los medios periodísticos del propio gobierno o manejados por éste, tanto provinciales y nacionales.
Pero claro, cual patriarca fue por más Kirchner al sostener "No trabajamos para la Santa Cruz de las patotas, sino para la del trabajo y de las ideas". Bueno créase o no así lo dijo, independientemente que la realidad nos habla del exagerado abuso del empleo público, la falta total de proyectos e ideas superadoras y sustentables en la provincia. Aunque si acertó, por pura casualidad dijo la verdad, al hacer referencia a las patotas, aunque sabemos que no trabaja para ellas porque él y sus acólitos comprometidos y beneficiarios son las patotas. Solamente hay que remitirse a los hechos, que desde hace años son públicos y notorios se van sucediendo en Santa Cruz, para comprobarlo.
Hay más todavía, resulta ahora que según nos informa Kirchner “Hay que seguir soportando cristianamente la agresión de aquellos que no tienen ideas y cuando van a contar los votos tienen tres". Pero el subconsciente es esa parte de Kirchner que no le permite siempre andar con vulgares mendacidades y tras cartón afirma “Y no como los que dicen “si no pensás como yo, te agredo”; eso no es democracia, eso es fascismo". Claro que es el autoritarismo del Frente para la Victoria, que es comandado únicamente por él, el que se va transformando día a día en una especie vernácula del fascismo.
Los sentimientos de quién fue el propulsor de las persecuciones políticas, las apaleaduras, las represiones policíacas, los atentados con bombas incendiarias y los atropellos de todo tipo a los habitantes santacruceños, entre infinidad de muchas barbaridades más, nos viene con el cuento de que “Vengo con el corazón, la pasión y los brazos abiertos, aun para aquellos que cobardemente agredieron a Alicia (hermana) o a la vieja (madre), los mayores cobardes que se pueden conocer para agredir a una mujer, a una compañera”. Ya no puede engañar a nadie, a menos claro está que muchos quieran ser engañados para sacar los bocados económicos que el manejo descontrolado del presupuesto nacional les permite conseguir, a cambio de silencios y complicidades.
Al menos podemos estar seguros que denunciando esta forma de hacer política contribuiremos a construir parte del camino de las verdades, ese trayecto insustituible que debemos transitar para terminar con los que se han apoderado de nuestros futuros. Se tratará, entonces, de que todos los habitantes comencemos a mirar la realidad con una visión más crítica y desconfiada, porque de lo contrario será imposible ir encontrando la senda del futuro igualitario para todos, de la solidaridad popular olvidada y de la dignidad casi perdida.
Porque entregar nuestros principios y nuestros derechos a cambio de que unos pocos se sigan enriqueciendo y protituyendo con y en la política, aún más de lo que lo vienen haciendo, será indefectiblemente el futuro próximo. Las mentiras, los acuerdos tenebrosos con lo peor de la politiquería nacional, la corrupción generalizada en los gobiernos por doquier, el falso progresismo y derecho humanismo, la realidad social y laboral, las necesidades insatisfechas de millones y demás cuestiones deben terminar.
Será en la primavera próxima, no lo sabemos. Pero si seguramente comprendemos que todo lo sucedido en el otoño y el invierno han sido elocuentes demostraciones y comprobaciones que muchas cosas se deben cambiar en nuestro país.
Otro delincuente kirchnerista más
17 de agosto del 2007
En la noche de hoy, 17 de agosto, el ex ministro de Gobierno de la Provincia de Santa Cruz, Daniel Varizat, atropelló con una camioneta a parte de las 3.000 personas que ordenada y pacíficamente se manifestaban en las calles de la ciudad capital, Río Gallegos. Éste siniestro personaje de la política santacruceña pertenece al Frente para la Victoria Santacruceña, facción peronista creada por el actual presidente de la Nación -Néstor Kirchner-.
El resultado del criminal hecho perpetrado por Varizat fue el de una veintena de lesionados y tres internados en grave estado. Este cobarde personero kirchnerista, acompañado en el vehículo por otros secuaces, se dio inmediatamente a la fuga, lo cual constituye además otro delito penal que es el abandono de personas. En estos momentos su paradero es desconocido.
Daniel Varizat es un profesional de la provocación, cuyo único mérito dentro del funcionariato ha sido la constante descalificación y los muchos entuertos políticos que pasaron por sus manos. Fue siempre un mísero transmisor de las órdenes de Kirchner sin otra capacidad demostrada que no haya sido sus genuflexiones políticas y alcahueterías de la más baja calaña que lo llevaron a ser diputado nacional, senador nacional y subsecretario general de la Presidencia de la Nación del actual gobierno. Ahora devenido en delincuente por si fuera poco y para confirmar todo su historial político.
Esto sucedía mientras el polideportivo Boxing Club se iba poblando de concurrentes llevados por la fuerza de la presión política y del empleo público, provenientes algunos del interior de la provincia como de otras, para participar del acto en que vociferarían Cristina Fernández de Kirchner candidata a presidente de la Nación, su esposo el presidente en ejercicio y el actual y candidato a gobernador, Daniel Peralta.
Muy lejos de suspender el acto, la candidata y actual senadora nacional por la provincia de Buenos Aires, cargó contra la oposición con la siguiente frase: “No puede ser que la intolerancia, la agresión y la violencia sean la que ganen las calles, porque no es la Santa Cruz que construimos entre todos”. Lo cual toma una connotación especial ya que fue emitida luego del acto criminal de Varizat. O sea, el mensaje es muy claro: “No puede ser”, así ella nos informa y amenaza.
Habrá que comprobar que nos informaran las actuaciones policiales, que surgirá de las investigaciones judiciales, que actitud tomará el presidente Kirchner y el gobernador santacruceño. Ya sabemos al menos la que ha tomado la persona que es producto y beneficiaria del nepotismo gobernante.
Hace un poco más de cinco años, el 26 de abril del 2002, en esas mismas calles de Río Gallegos se llevaba adelante una emboscada a los asambleístas, con persecución seguida de golpiza, producto de una arenga realizada días antes por el entonces gobernador Kirchner donde instó a sus seguidores para que por cada 100 manifestantes del cacerolazo 200 o 300 procedan a correrlos y defiendan al gobierno provincial. Obviamente la “kirchnerista” justicia santacruceña nunca llevo adelante una investigación seria y rigurosa, y menos aún la sanción debida a los responsables también de otra veintena de heridos. No sería de extrañar que así también se comporte frente a los hechos del día de hoy, aún a pesar de que existen fotografías y filmaciones que están disponibles en Internet y en la televisión.
Estas son dos muestras del autoritarismo que vengo denunciando periódicamente, las que son producto de la intolerancia de quienes han descubierto la existencia de los Derechos Humanos desde hace solamente cuatro años atrás. Sostengo firmemente que descubierto, porque no existe la más mínima sospecha -pruebas menos aún- de que la dupla presidencialista en sus condiciones de abogados hayan realizado alguna actuación profesional para la defensa de perseguidos y desaparecidos. Kirchner tampoco en su condición política de intendente o gobernador jamás antes de ser presidente se le escucho alzar la voz en la defensa de los humanitarios derechos.
Esta verdad conocida por muchos parece querer ser desconocida convenientemente por muchos Organismos de Derechos Humanos. Claro que sabemos muy bien los motivos y compromisos de buena memoria y silencios que debieron aceptar desgraciadamente.
Éstas prácticas deben terminar de una vez por todas, de la misma forma que es necesario, justo y urgente que se acabe con el autoritario del poder kirchnerista en Santa Cruz y en toda la Nación.
17 de agosto del 2007
En la noche de hoy, 17 de agosto, el ex ministro de Gobierno de la Provincia de Santa Cruz, Daniel Varizat, atropelló con una camioneta a parte de las 3.000 personas que ordenada y pacíficamente se manifestaban en las calles de la ciudad capital, Río Gallegos. Éste siniestro personaje de la política santacruceña pertenece al Frente para la Victoria Santacruceña, facción peronista creada por el actual presidente de la Nación -Néstor Kirchner-.
El resultado del criminal hecho perpetrado por Varizat fue el de una veintena de lesionados y tres internados en grave estado. Este cobarde personero kirchnerista, acompañado en el vehículo por otros secuaces, se dio inmediatamente a la fuga, lo cual constituye además otro delito penal que es el abandono de personas. En estos momentos su paradero es desconocido.
Daniel Varizat es un profesional de la provocación, cuyo único mérito dentro del funcionariato ha sido la constante descalificación y los muchos entuertos políticos que pasaron por sus manos. Fue siempre un mísero transmisor de las órdenes de Kirchner sin otra capacidad demostrada que no haya sido sus genuflexiones políticas y alcahueterías de la más baja calaña que lo llevaron a ser diputado nacional, senador nacional y subsecretario general de la Presidencia de la Nación del actual gobierno. Ahora devenido en delincuente por si fuera poco y para confirmar todo su historial político.
Esto sucedía mientras el polideportivo Boxing Club se iba poblando de concurrentes llevados por la fuerza de la presión política y del empleo público, provenientes algunos del interior de la provincia como de otras, para participar del acto en que vociferarían Cristina Fernández de Kirchner candidata a presidente de la Nación, su esposo el presidente en ejercicio y el actual y candidato a gobernador, Daniel Peralta.
Muy lejos de suspender el acto, la candidata y actual senadora nacional por la provincia de Buenos Aires, cargó contra la oposición con la siguiente frase: “No puede ser que la intolerancia, la agresión y la violencia sean la que ganen las calles, porque no es la Santa Cruz que construimos entre todos”. Lo cual toma una connotación especial ya que fue emitida luego del acto criminal de Varizat. O sea, el mensaje es muy claro: “No puede ser”, así ella nos informa y amenaza.
Habrá que comprobar que nos informaran las actuaciones policiales, que surgirá de las investigaciones judiciales, que actitud tomará el presidente Kirchner y el gobernador santacruceño. Ya sabemos al menos la que ha tomado la persona que es producto y beneficiaria del nepotismo gobernante.
Hace un poco más de cinco años, el 26 de abril del 2002, en esas mismas calles de Río Gallegos se llevaba adelante una emboscada a los asambleístas, con persecución seguida de golpiza, producto de una arenga realizada días antes por el entonces gobernador Kirchner donde instó a sus seguidores para que por cada 100 manifestantes del cacerolazo 200 o 300 procedan a correrlos y defiendan al gobierno provincial. Obviamente la “kirchnerista” justicia santacruceña nunca llevo adelante una investigación seria y rigurosa, y menos aún la sanción debida a los responsables también de otra veintena de heridos. No sería de extrañar que así también se comporte frente a los hechos del día de hoy, aún a pesar de que existen fotografías y filmaciones que están disponibles en Internet y en la televisión.
Estas son dos muestras del autoritarismo que vengo denunciando periódicamente, las que son producto de la intolerancia de quienes han descubierto la existencia de los Derechos Humanos desde hace solamente cuatro años atrás. Sostengo firmemente que descubierto, porque no existe la más mínima sospecha -pruebas menos aún- de que la dupla presidencialista en sus condiciones de abogados hayan realizado alguna actuación profesional para la defensa de perseguidos y desaparecidos. Kirchner tampoco en su condición política de intendente o gobernador jamás antes de ser presidente se le escucho alzar la voz en la defensa de los humanitarios derechos.
Esta verdad conocida por muchos parece querer ser desconocida convenientemente por muchos Organismos de Derechos Humanos. Claro que sabemos muy bien los motivos y compromisos de buena memoria y silencios que debieron aceptar desgraciadamente.
Éstas prácticas deben terminar de una vez por todas, de la misma forma que es necesario, justo y urgente que se acabe con el autoritario del poder kirchnerista en Santa Cruz y en toda la Nación.
Olores a KK en Argentina
15 de agosto del 2007
El Gobierno de la República Argentina parece no pasar ni la más mínima prueba sobre la forma de ejercer la administración pública y el comportamiento y cumplimiento de los deberes de sus funcionarios, un dato que no es menor después de cuatro años de mandato que pretende perpetuarse mediante un cambio de figuritas, nepotismo mediante.
Las prácticas autoritarias y la corrupción que vamos conociendo a nivel nacional son el correlato de la mismísima forma en qué Néstor Kirchner condujo los destinos de la provincia de Santa Cruz durante doce años consecutivos, con muchos de los mismos funcionarios que hoy ejercen la administración a nivel nacional. La diferencia fundamental radica, indudablemente, en el hecho que cada día que pasa es imposible poder tapar los desmanejos y las arbitrariedades, idénticas a las realizadas en la mencionada provincia, que tienen como eje la matriz compuesta por la malversación de los fondos públicos, el culto a las mentiras, el enriquecimiento espurio de los funcionarios y el avasallamiento de los organismos e instituciones de control público.
El malintencionado y oportunista populismo, junto con la utilización de las banderas de los Derechos Humanos y un premeditado acercamiento -vacío de identidad y pertenencia- con gobiernos de izquierda, permitió a Kirchner sumar díscolas voluntades de la más abigarradas procedencias (menemismo, duhaldismo, radicalismo, frepasistas, socialistas, organizaciones sociales, etc.) conmovidas únicamente por el calor del poder, dádivas y prebendas recibidas a cambio de silencios y complicidades. Las contrataciones, cargos y embajadas completan el círculo acomodadizo de las nuevas y nuevos kirchneristas, tan consustanciados con el poder cómo duradero sea el retributivo compromiso.
En cada oportunidad que las investigaciones periodísticas, las denuncias políticas o algún desprevenido dictamen de un organismo público de control toman estado público brotan por doquier cuestiones que rozan ilícitos y malversaciones públicas, las cuales inmediatamente son desestimadas por el funcionariato con la intención de esconder las miserias propias de quienes están abusando de los poderes delegados. La bonanza de las cuentas públicas producto de cuestiones meramente coyunturales y muy alejadas de un plan nacional económico y financiero, obviamente administradas de forma inconsulta y de manera totalmente arbitraria, es el único elemento que permite dar un plafón para no generar un disconformismo generalizado en la ciudadanía.
Sobres, valijas, vuelos, comisiones, índices, viajes, obras públicas fideicomisadas, votaciones mudas y sordas, disposiciones judiciales, negociados, miedos, autoritarismos, enriquecimientos e impunes apretadas son algunas de las cosas que huelen muy mal, huelen a corrompido y putrefacto por nuestras tierras.
Hoy tenemos una “K” gobernando, quizás en un tiempo otra “K” seguirá dirigiendo los destinos del país. Todo hace prever entonces que los efluvios seguirán oliendo a “KK” en Argentina.
Sobredosis de Poder
17 de julio del 2007
La facción kirchnerista, actualmente en el poder de la Argentina, está demostrando día a día las miserias de su autoritarismo. No es de extrañar para muchos de nosotros que desde hace muchos años venimos sosteniendo que Néstor Kirchner es uno de los personajes más contradictorios -y peligrosos- de la política nacional.
Quien hoy nos gobierna, tras su paso como Intendente de la Ciudad de Río Gallegos y Gobernador de la Provincia de Santa Cruz, demostró su intolerancia y falta de respeto a las instituciones públicas y las actividades privadas (legislatura, justicia, organismos de control, prensa, sindicatos, empresas, etc.). Es la única forma que concibe ejercer el poder.
Tras cuatro años como Presidente de la Nación ha implementado esas mismas prácticas a nivel nacional, aprovechándose de la hegemonía que le permite tener la voluntad política en ambas cámaras legislativas, así como del apoyo incondicional encontrado en muchos gobiernos provinciales y municipales a cambio de las prebendas, dádivas y obras públicas coercitivas.
En la actualidad son los organismos de control y fiscalización del mismísimo Estado, como también la justicia que quiere trabajar, quienes destapan los nichos de corrupción que se han esparcido por toda la administración pública. Cada cuestión que toma estado público inevitablemente demuestra que no es justamente la transparencia y el cumplimiento de la ley lo que identifica al funcionariato elegido “personalmente” por Kirchner.
Las fortunas, niveles de vida, propiedades, patrimonios injustificados, gastos exorbitantes y disposición sin control alguno de los fondos públicos son las características de todos y cada uno de quienes están llevando adelante la cosa pública. De ahí que necesitan perpetuarse en el poder para evitar las investigaciones, como asimismo completar el proyecto de expoliación institucional, nepotismo mediante.
El slogan mesiánico del presidente Kirchner de “llenar las urnas de buena memoria” es una trampa en sí mismo, además de demostrar una falta de interés total por debatir sobre el futuro del país. Es una trampa porque debemos recordar que la gran mayoría de los personajes del Poder Ejecutivo como los hoy acólitos legisladores oficialistas han sido parte del mismísimo proyecto menemista, duhaldista y frepasista-frenteamplistas claudicantes. Sobre el debate político solamente hay que verlos actuar con la arrogancia mentirosa de quienes no tienen el más mínimo respeto por la discusión política.
Pero las realidades y las verdades van saliendo a la luz pública. Mentiras, corrupción, adulteración de datos oficiales, coimas, malversación de fondos, etc., etc. son algunas de las noticias de todos los días, aún a pesar del amordazado periodismo contratado.
Algunos funcionarios son echados, otros se van antes de dar las explicaciones políticas que corresponden. Unos y otros han sido beneficiarios de los permisos para delinquir dentro de la función pública.
El gobierno no puede disimular que está bajo una maloliente sobredosis de Poder.
15 de agosto del 2007
El Gobierno de la República Argentina parece no pasar ni la más mínima prueba sobre la forma de ejercer la administración pública y el comportamiento y cumplimiento de los deberes de sus funcionarios, un dato que no es menor después de cuatro años de mandato que pretende perpetuarse mediante un cambio de figuritas, nepotismo mediante.
Las prácticas autoritarias y la corrupción que vamos conociendo a nivel nacional son el correlato de la mismísima forma en qué Néstor Kirchner condujo los destinos de la provincia de Santa Cruz durante doce años consecutivos, con muchos de los mismos funcionarios que hoy ejercen la administración a nivel nacional. La diferencia fundamental radica, indudablemente, en el hecho que cada día que pasa es imposible poder tapar los desmanejos y las arbitrariedades, idénticas a las realizadas en la mencionada provincia, que tienen como eje la matriz compuesta por la malversación de los fondos públicos, el culto a las mentiras, el enriquecimiento espurio de los funcionarios y el avasallamiento de los organismos e instituciones de control público.
El malintencionado y oportunista populismo, junto con la utilización de las banderas de los Derechos Humanos y un premeditado acercamiento -vacío de identidad y pertenencia- con gobiernos de izquierda, permitió a Kirchner sumar díscolas voluntades de la más abigarradas procedencias (menemismo, duhaldismo, radicalismo, frepasistas, socialistas, organizaciones sociales, etc.) conmovidas únicamente por el calor del poder, dádivas y prebendas recibidas a cambio de silencios y complicidades. Las contrataciones, cargos y embajadas completan el círculo acomodadizo de las nuevas y nuevos kirchneristas, tan consustanciados con el poder cómo duradero sea el retributivo compromiso.
En cada oportunidad que las investigaciones periodísticas, las denuncias políticas o algún desprevenido dictamen de un organismo público de control toman estado público brotan por doquier cuestiones que rozan ilícitos y malversaciones públicas, las cuales inmediatamente son desestimadas por el funcionariato con la intención de esconder las miserias propias de quienes están abusando de los poderes delegados. La bonanza de las cuentas públicas producto de cuestiones meramente coyunturales y muy alejadas de un plan nacional económico y financiero, obviamente administradas de forma inconsulta y de manera totalmente arbitraria, es el único elemento que permite dar un plafón para no generar un disconformismo generalizado en la ciudadanía.
Sobres, valijas, vuelos, comisiones, índices, viajes, obras públicas fideicomisadas, votaciones mudas y sordas, disposiciones judiciales, negociados, miedos, autoritarismos, enriquecimientos e impunes apretadas son algunas de las cosas que huelen muy mal, huelen a corrompido y putrefacto por nuestras tierras.
Hoy tenemos una “K” gobernando, quizás en un tiempo otra “K” seguirá dirigiendo los destinos del país. Todo hace prever entonces que los efluvios seguirán oliendo a “KK” en Argentina.
Sobredosis de Poder
17 de julio del 2007
La facción kirchnerista, actualmente en el poder de la Argentina, está demostrando día a día las miserias de su autoritarismo. No es de extrañar para muchos de nosotros que desde hace muchos años venimos sosteniendo que Néstor Kirchner es uno de los personajes más contradictorios -y peligrosos- de la política nacional.
Quien hoy nos gobierna, tras su paso como Intendente de la Ciudad de Río Gallegos y Gobernador de la Provincia de Santa Cruz, demostró su intolerancia y falta de respeto a las instituciones públicas y las actividades privadas (legislatura, justicia, organismos de control, prensa, sindicatos, empresas, etc.). Es la única forma que concibe ejercer el poder.
Tras cuatro años como Presidente de la Nación ha implementado esas mismas prácticas a nivel nacional, aprovechándose de la hegemonía que le permite tener la voluntad política en ambas cámaras legislativas, así como del apoyo incondicional encontrado en muchos gobiernos provinciales y municipales a cambio de las prebendas, dádivas y obras públicas coercitivas.
En la actualidad son los organismos de control y fiscalización del mismísimo Estado, como también la justicia que quiere trabajar, quienes destapan los nichos de corrupción que se han esparcido por toda la administración pública. Cada cuestión que toma estado público inevitablemente demuestra que no es justamente la transparencia y el cumplimiento de la ley lo que identifica al funcionariato elegido “personalmente” por Kirchner.
Las fortunas, niveles de vida, propiedades, patrimonios injustificados, gastos exorbitantes y disposición sin control alguno de los fondos públicos son las características de todos y cada uno de quienes están llevando adelante la cosa pública. De ahí que necesitan perpetuarse en el poder para evitar las investigaciones, como asimismo completar el proyecto de expoliación institucional, nepotismo mediante.
El slogan mesiánico del presidente Kirchner de “llenar las urnas de buena memoria” es una trampa en sí mismo, además de demostrar una falta de interés total por debatir sobre el futuro del país. Es una trampa porque debemos recordar que la gran mayoría de los personajes del Poder Ejecutivo como los hoy acólitos legisladores oficialistas han sido parte del mismísimo proyecto menemista, duhaldista y frepasista-frenteamplistas claudicantes. Sobre el debate político solamente hay que verlos actuar con la arrogancia mentirosa de quienes no tienen el más mínimo respeto por la discusión política.
Pero las realidades y las verdades van saliendo a la luz pública. Mentiras, corrupción, adulteración de datos oficiales, coimas, malversación de fondos, etc., etc. son algunas de las noticias de todos los días, aún a pesar del amordazado periodismo contratado.
Algunos funcionarios son echados, otros se van antes de dar las explicaciones políticas que corresponden. Unos y otros han sido beneficiarios de los permisos para delinquir dentro de la función pública.
El gobierno no puede disimular que está bajo una maloliente sobredosis de Poder.
Independizarnos de la corrupción
9 de julio del 2007
Hay momentos en los cuales los habitantes de la Argentina nos sentimos como tontos espectadores de las mentiras del poder, sencillamente porque pretenden tratarnos como tarados o incultos. De eso justamente se tratan las declaraciones efectuadas por la ministro de Economía y Producción -Felisa Miceli- para intentar justificar lo injustificable. Lo indemostrable. De lo que ya nadie puede dudar es sobre el origen de esos dineros “abañerados”. O sea, nos cuesta creer la veracidad de que sean de su hermano, pero tampoco sabemos de quién son, quién los colocó allí y cuál fue el justificativo, por qué estaban dónde no debían estar, cuál es el motivo que por el cuál todo esto huele a corrupción, cuál es la razón verdadera justificante de tanto tiempo de silencio ante un hecho que desde el poder nos quieren presentar como normal, personal, bla, bla, bla.
Debemos saber, para comprender mejor la situación, que la Dra. Felisa Miceli es Licenciada en Economía de la Universidad de Buenos Aires, ministro nacional desde hace 19 meses. Fue presidente del Banco de la Nación Argentina (30 meses), representante del gobierno nacional ante el Banco Central de la República Argentina (13 meses), directora del Banco de la Provincia de Buenos Aires (49 meses), asesora técnica del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Capital Federal (36 meses) y jefa de la Dirección Nacional de Programación Presupuestaria de la Secretaría de Hacienda de la Nación (48 meses). Además de profesora universitaria, analista de temas económicos-financieros y consultora del gobierno nacional y de los provinciales en diferentes temas.
Solamente con lo mencionado alcanza para sostener que no se trató de una equivocación, por más que la ministro Miceli diga ahora: “Se ha montado todo un engranaje a partir de una cosa que era absolutamente normal, personal...”, “Y si se quiere, eso puede ser llamado inexperiencia…” (sic). ¡Inexperiencia! ¿Quién lo puede creer con esos antecedentes?
¿Apareció el “prestamista” de la ministro? Sí, claro. ¿O alguien podría haberlo dudado? No, por supuesto que iba a aparecer. Y que mejor que sea un hermano caritativo que entrega dólares y billetes de pesos argentinos termosellados por el Banco Central de la República Argentina para que la ministro Miceli compre en algún momento una propiedad para ella o para su hija -porque la versión oficial aún no se ha puesto de acuerdo al respecto-. Cuánto menos el “prestamista” le entregó unos 60.000 dólares. O más quizás… 240.000 dólares. ¿Lo sabremos alguna vez con seguridad? ¿Sabremos si es verdad que eran de su hermano “mutuante”?
Preparación profesional y experiencia no le faltan a la ministro Miceli. Antecedentes menos. Actividad en la función pública tampoco. Pero pareciera que le faltan otras cualidades para desempañarse como funcionario público.
La “ocupada” ministro Miceli no ha tenido tiempo de depositar en sus cuentas bancarias personales los supuestos 100.000 pesos en efectivo encontrados en el “baño”, aunque ahora dice: “Pensaba justamente llevarla al banco…”, “El lunes 4 lo traje para llevarlo al Banco Nación donde tengo una cuenta para depositar la plata en efectivo…”, “Esa era mi idea, pero no lo pude hacer porque tuve un día agitado…”, “Pero para no estar con la plata encima…” (sic). Tampoco sabemos al día de hoy si ya lo ha depositado porque nada declara mediáticamente al respecto, como tampoco si abrió la caja de seguridad bancaria.
Parece que nuestros conocimientos son más buenos comparados con los de la ministro Miceli -tan experimentada en temas de bancarios, como corresponde a un miembro del funcionariato en bancos oficiales y públicos-. Ella olvidó o al menos no lo consideró (en el momento de tener el dinero en su poder y tampoco en sus contestaciones al diseñado a medida reportaje periodístico “pseudoficial”) que los depósitos bancarios no requieren ser efectuados por el titular de las cuentas bancarias. O sea, podría haber encomendado esa función a cualquier persona de su confianza… por ejemplo a su concubino. Pero claro, no lo hizo o se olvidó de hacerlo y el dinero se mantenía contante y sonante en el “baño” a la espera de... (La justicia deberá completar esta frase).
La “ocupada” ministro Miceli no ha tenido tiempo de presentar su declaración jurada ante la Oficina Anticorrupción -dependiente nada menos que del Ministerio de Justicia-. O sea que sus datos patrimoniales y públicos obligatorios que se tienen hoy disponibles datan de hace un año y medio atrás. La ministro Miceli deberá dar explicaciones sobre la complejidad de su declaración jurada, que requiere de la asistencia de otros profesionales de Ciencias Económicas (“Le pedí también a mi contadora que haga todo lo posible para que la semana que viene la pueda presentar…”, “Le estoy pidiendo a mi contadora, porque esto va a aclarar hasta el 31 de diciembre del 2006, que incluya esto aunque no corresponda, porque yo lo tengo que presentar a mediados del 2008” (sic).
Parece que la ministro Miceli nos está haciendo un chiste -por no decir que nos está mintiendo-. Además lo grave del asunto es que tiene la intención de realizar un declaración jurada mentirosa y fraudulenta, porque pretende adelantar hechos e ingresos patrimoniales a su declaración con total premeditación sabiendo que eso no se ajusta a la realidad temporal. Para que quede claro, dice que va a mentir. Ahora nos dice que va a declarar que al 31 de diciembre de 2006 tenía lo que no tenía. Es algo así como jurar en una declaración una cosa mientras que el “hermano” tuvo necesariamente que haber declarado otra cosa a esa misma fecha. También, que existirá una inconsistencia entre lo que declarará y su presentación anterior ante la AFIP en el presente año: “Fue presentado a la AFIP hace poco por el impuesto a los bienes personales. Y estamos presentando la documentación a los organismos de control, a la Oficina Anticorrupción” (sic). Pero claro, pudo presentar una declaración jurada ante la AFIP que tiene básicamente los mismos datos requeridos por la Oficina Anticorrupción -pero a ésta no-, y entonces la incongruencia estará en que... (La justicia deberá completar esta frase).
Ante estos hechos de no “poder” (querer) depositar y de “aclarar e incluir” (falsear) en sus declaraciones juradas públicas, por analizar dos de los tantos otros que podríamos mencionar para comprender que la ministro está falseando a la verdad y a la realidad de la cuestión. Ella fue descubierta y es por ello que debemos esperar una pronta investigación judicial, con la correspondiente resolución sin demora en la justicia. Porque sabemos que dentro de tres meses hay elecciones nacionales y entonces…
Mientras tanto también debemos exigir que sean los legisladores de la Nación quienes procedan a hacer efectivo el correspondiente pedido de informes, porque conforme al Art. 71 de la Constitución Nacional pueden hacerla comparecer en cualquiera de las Cámaras para que de explicaciones. Institucionalmente es necesario, conveniente y deseable -aunque sea politiquería-. Sabemos que esto depende de la voluntad política que tiene la mayoría de la facción gobernante y que es la misma que sostiene a la ministro en su cargo. Más claro: el presidente Néstor Kirchner y el gabinete de ministros. ¿Será que no lo aceptarán porque un pedido de informes legislativo es también una “campaña sucia”? Sinceramente creo que la falta de transparencia, la inexistencia de la rendición de cuentas, el silencio oficial, la demora en la información y el autoritarismo es lo verdaderamente sucio por estos tiempos en las políticas gubernativas.
Pero mientras todo esto va sucediendo para el Gobierno Nacional todo sigue igual como si nada hubiese ocurrido, aunque públicamente estamos todos enterados desde hace 15 días por haber sido correctamente publicado y denunciado por el semanario Perfil con lujo de detalles. Para la ministro Miceli todo se reduce a que el Presidente de la Nación la “apoye” y la “quiera”: “Sentí mucho apoyo y cariño” (sic). Mientras tanto -con todo ese cariño y apoyo- todos estos días se ha presentado risueña en actos públicos. ¿Querrán poner a prueba a nuestra tolerancia una vez más?
Quiere decir entonces que cuando un funcionario público comete actos que ponen en duda sus deberes, cuando no se someten a la justicia cuestiones que rozan -cuanto menos- incumplimientos públicos, cuando el Ministerio Público -fiscales- se hace el distraído, cuando se han emitido comunicados oficiales que han mentido sobre la cuestión, cuando se han utilizado edificios y bienes públicos para guardar dineros injustificados, etc. nada pasa en este país. Claro esta, más allá que desde el autoritarismo reinante se hagan “apoyaturas” y manifestaciones de “cariño”. ¿Estarán menospreciando a la inteligencia humana?
Es una vergüenza ajena esta forma institucional de mentirnos.
Nos da una pauta más sobre la forma en que la corrupción está presente en los actos ilegales del funcionariato. Porque una cosa es saber que roban y delinquen por doquier, pero otra es que ante hechos como estos no presenten siquiera la dignidad de reconocerlos y actuar en consecuencia.
Porque a la Dra. Felisa Miceli seguramente no le faltará trabajo en el futuro en la actividad privada, o bien en la función pública como siempre sucede en Argentina con los que se van para siempre volver a vivir de la cosa pública. Pero ella sabe muy bien que si de la investigación surge que cometió ilícitos quedará inhabilitada -especial o perpetuamente- para seguir desempeñándose como funcionario público. Y si volvemos a repasar sus antecedentes pareciera -como le sucede a la mayoría de los personajes de este Gobierno- que no saben o no quieren hacer algo diferente de vivir permanentemente de la actividad pública. ¿Será ese el motivo por el cual consideran de su propiedad a la cosa pública?
Creo que ya existe, desgraciadamente, demasiada delincuencia en nuestras calles y barrios como para que nos mantengamos inertes cuando estos personajes siguen sentados en los sitiales de la Administración Pública. Alguien puede creer que trabajan y que no roban. Alguien puede reconocerlos como funcionarios públicos y no como aprovechadores de la cosa pública. Alguien puede creer que los motiva vocaciones patrióticas y no meramente personales. Cualquiera puede pensar lo que quiera. Cualquiera puede seguir sosteniendo, como lo hago acá, que hoy por hoy la política partidaria y gubernamental es sinónimo de mentira y corrupción. Ejemplos: Fideicomisos públicos. Adelantos del Tesoro Nacional. Skanska. INDEC. Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Gasoductos. Decretos de necesidad y urgencia. Consejo de la Magistratura. Helicópteros presidenciales. Publicidad y propaganda oficial. Viajes de campaña política al exterior. Venta de armamento a precio vil. Concesiones públicas de todo tipo. Actos políticos financiados con fondos públicos. Etcétera.
¿Alguien hará algo? Espero sinceramente que sea la justicia argentina. Porque sino más temprano que tarde seremos nosotros, el pueblo, los que hagamos lo que debemos hacer. Echarlos sin más, sin miramientos y abrir las puertas de las cárceles para que paguen a la sociedad por todo aquello que día a día nos han ido negando, por sus corrupciones y extralimitaciones públicas y por todo aquello que va prohibiendo e hipotecando el bienestar de las próximas generaciones.
Un día como hoy hace 191 años los diputados de las Provincias Unidas en Sud América, en un Congreso General, juraron la independencia de España y de toda otra dominación extranjera. Entonces ahora: ¿Cómo no podemos nosotros declarar la independencia de toda la corrupción política que nos domina? ¿Cómo no podemos recuperar todos los derechos de los que hemos sido despojados?
Podemos y debemos hacerlo para que nuestra Argentina sea lo que puede y merece ser y no lo que unos cuantos personajes quiera que sea para su propio beneficio personal y de la “clase” a la que representan.
¿Todos somos corruptos?
6 de julio del 2007
“Los habitantes de la República Argentina somos todos corruptos”.
La frase parece un poco fuerte, pero si la realidad que nos circunda informa que los funcionarios públicos nunca jamás son “corruptos”, que ellos siempre dicen la verdad, que se comportan conforme lo establecen los reglamentos, que nunca actúan de forma ilegal y que dan fiel cumplimiento a sus deberes, entonces al existir la “corrupción” seremos nosotros los causantes y los beneficiarios de ella.
Es un silogismo muy sencillo:
· En la República Argentina existe “corrupción”
· Los funcionarios públicos no son “corruptos”
· Por tanto, los que no son funcionarios públicos son “corruptos”
Resulta, de todas maneras, bastante difícil de creerlo porque de verificarse ello nosotros tendríamos el goce de las fortunas, patrimonios, nivel de vida y prerrogativas que tienen los funcionarios y los políticos.
Determinados hechos y situaciones revelan que cada vez que se escapa alguna información del enclave de los poderes del Estado -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- estamos frente a circunstancias muy poco transparentes, y por lo tanto que puedan ser presumidas y sostenidas como lícitas.
Que una ministro del Poder Ejecutivo Nacional tenga una fortuna, líquida en dinero de curso legal y divisas extranjeras, escondida en el placard del baño privado de su despacho parece, prima facie, algo bastante insólito. El hecho de habernos enterado por un artículo periodístico que lo denunció, que después de un mes de descubierto fue reconocido públicamente por el Ministerio y la Policía Federal, que lo tenencia de dicha cantidad de dinero resulta injustificable a partir de los propios ingresos de la “afortunada funcionaria” y de su polifuncional concubino nos lleva a concluir que algo no está en orden. Ni siquiera tiene la dignidad de hacer alguna declaración al respecto. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que en las empresas dedicadas a la construcción de los gasoductos aparezcan pagos de coimas por decenas de millones de pesos, que se han realizado cientos de facturaciones “truchas” millonarias, que la obra es contratada, fiscalizada y financiada por el Estado, que existan tantas relaciones entre funcionarios públicos de diferentes áreas en la confabulación de la cuestión, que los funcionarios involucrados posean bienes y propiedad que no resistan la más mínima justificante y que la justicia nos siga demostrando que su lentitud cómplice es funcional al sistema y permita armar coartadas es otro problema. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que mientras Argentina padece de una crisis energética alarmante, consecuencia de políticas públicas de entrega indiscriminada de los recursos petrolíferos y gasíficos al capital privado nacional e internacional, una provincia extienda por 40 años la concesión de sus principales yacimientos, que los beneficiarios son los mismos que lo han sido bajo gobiernos de facto genocidas y gobiernos democráticos y que además todo se realice de forma inconsulta y sin la transparencia institucional necesaria es por demás de sugestivo. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que desposeídos personajes “arrimados” al funcionariato hoy sean poseedores de millonarias fortunas, empresas, medios de comunicación y de un poder económico inmensurable, que se manejen a través de terceros prestanombres y encubridores, que aún a pesar de las denuncias no existe en el ámbito judicial ningún tipo de investigación y que sean los más favorecidos con los fondos públicos es, al menos, insultante. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que en todos los niveles de las legislaturas de Argentina se sancionen leyes y ordenanzas que benefician a unos pocos, que son legisladas a la medida de las necesidades de quienes solamente se proponen usufructuar de los fondos y bienes públicos, que se distribuyan las tierras fiscales de forma arbitraria, que tienen en mira únicamente otorgar beneficios sectoriales y particulares nos debe preocupar profundamente. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que un grupúsculo de personajes, devenidas y devenidos en políticos, armen estructuras partidarias sostenidas únicamente por la propaganda y la publicidad, que posean medios económicos para el traslado de miles de personas y para armado de actos públicos con todo el circo necesario para demostrar -al menos- lo popular del hecho y que los avisos publicitarios en cualquier sitio y medio imaginables -que sabemos requieren de una millonaria financiación- nos hablen en nombre de una representación nacida de su propia imaginación es la cosa común en los últimos tiempos. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Bastaría solamente analizar cada una de las cuestiones públicas para encontrarnos con infinidad de ejemplos sobre la falta de transparencia, dignidad y moralidad que tienen aquellos que nos representan, legislan y administran justicia. Esos mismos que nosotros hemos puesto, acomodado y perpetuado en los sitios estratégicos de la conducción de nuestro presente y futuro. O sea en el mismísimo Poder.
Pera sabemos -aunque ellos se hagan los desentendidos- que existen, y están bien tipificadas, las figuras penales de usurpación de autoridad, abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios públicos, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, exacciones ilegales, enriquecimiento ilícito de funcionarios, prevaricato, denegación y retardo de justicia, encubrimiento y lavado de activos de origen delictivo, falsificación de documentos, etc., etc., etc. Cada uno de esos delitos tiene establecidas las penas correspondientes para reprimirlos. Los tribunales tienen las normas prácticas y procesales para actuar conforme a derecho.
Para que el silogismo enunciado al comienzo no tenga validez necesitamos de la actuación urgente de la justicia argentina. Si ella no hace lo que está obligada a hacer ante las denuncias presentadas, o las hechas públicas debiendo actuar de oficio no tenemos más remedio que sentirnos nosotros como los “corruptos”, más allá que sabemos quienes son los “corruptos”. Porque la soberbia, indignidad, inmoralidad y autoritarismo que los políticos y funcionarios llevan encima no les permite ni siquiera disimular ni ocultar nada. Se sienten y actúan como si estuvieran más allá del bien y del mal.
Será entonces posible desestimar la frase: “Los habitantes de la República Argentina somos todos corruptos” cuando las investigaciones y sentencias judiciales determinen y demuestren quienes son los “corruptos”. Salvo, claro está, que sean los propios fiscales y jueces los que permitan con su ineficacia, inactividad y complacencia que lo sigamos pensando de todos y aún de ellos mismos.
El futuro será más de lo mismo
3 de julio del 2007
Los argentinos seguimos estando bendecidos por las decisiones inconsultas de quienes dirigen los fragmentos, por cierto descuartizados, de los partidos políticos. Unos pocos personeros y vividores de la política indican quienes deben ser los candidatos, a cualquier cargo electivo, para lo cual disponen de millonarios montos “públicos” para imponer a sus continuadores. Como si ellas o de ellos se trataran de los salvadores de nuestro futuro y no de los hacedores del actual estado de situación.
Han sido -cada vez lo son más- tan miserables, egocéntricos y autoritarios que ya ni les queda el pudor de intentar abrir el diálogo dentro de sus propias facciones para permitir que sean sus adherentes o afiliados quienes puedan opinar y decidir sobre las ofertas electorales.
En momentos donde las corruptelas, encubrimientos y mentiras políticas ya no pueden ser escondidas más, ni aún detrás de los embusteros índices y resultados de una gestión gubernamental como tampoco de la parafernalia dispuesta para demostrar éxitos incomprobables, para ellos la fiesta de “su politiquería” parece incólume para seguir perpetrándose en las turbias y malolientes aguas del poder que les permitimos conseguir.
El método perverso de ir cooptando a diferentes sectores del quehacer nacional (sindicatos, movimientos sociales, organizaciones de Derechos Humanos, empresariado, personajes de la cultura, periodismo y medios de comunicación rastreros, etc.) le ha permitido al gobierno de Kirchner tener una hegemonía pocas veces comprobable en nuestra historia. En virtud de la cual cada sector saca la tajada que le corresponde sin miramiento alguno sobre la totalidad de los interesados y beneficiarios de las bondades de la administración y cosa pública. Sin miramientos y sin objeciones, porque disentir es sencillamente sacar los pies de las dádivas y prebendas que consiguen y que son dispuestas y ofrecidas en cada uno de los escalones del poder.
Los criterios e ideales políticos que se están barajando desde los partidos y facciones políticas, a menos de cuatro meses de las elecciones presidenciales, están dotados de un vacío tan impresionante, como inmensamente mendaz son los mensajes que a diario se emiten desde la izquierda -complaciente, usufructuaria y enfermiza- hasta la derecha -arrogante, favorecida y cómplice-. Todos, los unos y los otros, conforman una caterva de advenedizos que únicamente pueden intentar reproducir un mensaje oficialista plagado de autoritarismo, más allá que intente presentarse como transformadora, transversal o con una identidad de concertación plural. Pacaterías sin más.
Ya conocemos de sus mentiras, tanto como de la forma en que se van enriqueciendo a medida que más espacios de poder van ocupando. Todos han perdido la vergüenza y la moralidad que les exige los sitiales que hoy gozan; y que han “ganado” en nombre de la supuesta representación que de nosotros ejercen.
El futuro será más de lo mismo, inexorablemente.
Votarlos o votar en blanco es una cuestión de memoria, principios y realidad
21 de junio del 2007
¡Vayamos otra vez a las urnas. Viva la democracia! No gocemos del Estado de Derecho. No deliberemos ni gobernemos porque para ello están nuestros representantes y autoridades. Tampoco nos atribuyamos derechos del pueblo -aunque lo somos-, ni peticionemos -aunque sea en nuestro nombre- para no ser considerados sediciosos. No reclamemos por nuestros derechos más allá de lo que nuestros gobernantes están dispuestos a permitirnos, ni siquiera pidamos gozar de la protección de las leyes.
Pero eso sí: Tenemos que ir a votar. Debemos ir a votar. Porque así ejercitamos nuestros derechos políticos arreglándolos conforme a la soberanía popular. Además porque el voto es obligatorio. Reivindiquémosle su representativa y republicana forma de gobierno.
A esta altura ya no interesa que los partidos políticos nos informen sobre el origen y el destino que dan a sus fondos, como tampoco que den a publicidad sus patrimonios. En todo caso es un pequeño detalle. Porque ya sabemos que son las instituciones fundamentales del sistema democrático, tan democrático como exclusivamente representativo.
Además tenemos la garantía sobre la organización y funcionamiento democrático de los partidos políticos que han dado oportunidades a las minorías y sus candidatos han surgido de la competencia exigida para la postulación a los cargos públicos electivos. Léase elecciones internas inexistentes.
Sabemos además que han informado al pueblo y difundido sus ideas. Si algún fallo en ellas se ha producido es solamente un detalle sin menor importancia.
Todo esto lo sabemos, porque en más o en menos, así lo establece y ordena nuestra Constitución Nacional.
Pero como sostuvo Aristóteles que “La única verdad es la realidad” considero que estamos muy alejados de todas estas quimeras constitucionales. Aunque indudablemente debemos seguir defendiéndolas y protegiéndolas aunque más no sea para el beneficio de los “elegidos” políticos. Y vaya si es imprescindible para nosotros los habitantes de la República Argentina.
El próximo domingo un nuevo Jefe de Gobierno será elegido para la conducción política y ejecutiva de los destinos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sin más la Capital Federal. Será Macri o será Filmus. O será Filmus o Macri.
Algunos nos quieren hacer creer que existe un abismo entre ambas propuestas, la del autodenominado progresista y transversal gobierno nacional y la de la derecha vernácula, prebendaria e intolerante. Entonces tenemos todo el derecho de creer tal realidad (aunque no sea la verdad), porque de lo contrario deberíamos suponer que los millones de pesos gastados en afiches nos han mentido, que esas frases vacías por doquier o esas fotos de famosos han sido visiones de nuestra imaginación. Que las escasas y famélicas propuestas son producto de nuestra falta de entendimiento y capacidad de aprehender, no de aprender, los idearios de estos personajes de la política.
Pero también sabemos que el lunes próximo, y los otros tantos lunes venideros nos encontrarán en una situación similar a la que hemos padecido desde hace muchos años, casi tantos como los que podamos recordar en nuestra historia. Ellos, los políticos, nos podrán hablar de que “Va a estar bueno…” o bien “Porque tenemos convicciones…” y realmente están en todo su derecho de decirlo.
Tanto como está en nuestro derecho el no creerles.
Porque plegarnos masivamente y sin memoria a las consignas vacías, es tan peligroso como desestimarlas sin miramientos sobre las consecuencias que podrán producir en el futuro. La vuelta al pasado funesto o el aumento del hegemonismo asfixiante.
Que bueno y saludable sería para muchos poder ir a votar convencidos por una u otra opción, más allá que si escarbamos un poco nos costaría encontrar historias, compromisos y pertenencias que no los encuentren unidos en un mismo historial de pertenencias, corrupciones y mentiras. Cuan partícipes de un deleznable e injusto estado de la situación, tanto pasado como actual.
Pero también nos asiste el derecho de dejar que sean otros conciudadanos los que “convencidos ideológicamente” decidan sobre el futuro gobierno que quieren, y entonces que vayan y voten por cualquiera de estas opciones ofrecidas en éste mercado lucrativo e impúdico de la política nacional.
Es un derecho tan digno, el de ellos, como el que sostenemos los que pensamos que no debemos ser condenados y obligados por una de las dos opciones, cuando cualquiera de ellas es repugnante a nuestras convicciones sobre el futuro que deseamos; y porque sabemos perfectamente de donde vienen y hacia donde van.
Votarlos o votar en blanco es una cuestión de memoria, principios y realidad.
Ya basta. Carajo!
11 de mayo del 2007
Pido disculpas por la expresión del título, pero hay momentos que uno no encuentran otras palabras para manifestar la bronca que producen determinados acontecimientos. En mi querida Santa Cruz está sucediendo lo que muchos pensábamos que iba a pasar: REPRESIÓN AL PUEBLO.
El Gobierno Provincial, acéfalo e inmoral, es responsable de cada uno de los atropellos humanitarios que se están realizando contra la población pacífica de Santa Cruz. Su inacción, o bien su acción en pos de agudizar la confrontación lo ha colocado al margen institucional y, por supuesto, demasiado lejos de la vida democrática. Por eso que la policía provincial actúa reprimiendo al compás de las mentiras del poder.
El Gobierno Nacional, mentor y hacedor de la inmoralidad tanto como generador de la acefalía, es el responsable de que las fuerzas militares estén intimidando, golpeando y reprimiendo a los trabajadores como hace 87 años atrás en la misma provincia, o bien como cuando el actual Presidente era Intendente de la Ciudad de Río Gallegos y mandó a reprimir a los trabajadores municipales del corralón. Como, asimismo, cuando siendo Gobernador se encargó de apalear a los asambleístas. Siempre lo mismo.
No caben dudas que la cuestión está llegando a los mismos límites que imponen la inmoralidad y el quiebre de la representación de un Estado Provincial enfermo de poder, de corrupción y de mentiras. Está agonizando el sistema de opresión kirchnerista en la propia y mismísima cueva que lo vio nacer. De eso todos estamos seguros.
Pero la cuestión está centrada en conocer cuál será el costo que la sociedad santacruceña deberá pagar.
Para el Poder poco interesa que sean mujeres y niños los que participan de las movilizaciones a la hora que deciden gatillar y apalear, porque es desde ese miedo que tienen que no les permite advertir que en ésta oportunidad tienen los días contados. Porque sea de la forma que sea se van a tener que ir. El pueblo tiene siempre las herramientas necesarias para terminar con las opresiones y solamente es necesario que así lo decida más temprano que tarde.
Ellos, los diseñadores, ejecutantes y cómplices del actual estado de cosas, lo saben muy bien. Como también saben que ya han dejado de ser simples ciudadanos al servicio de la sociedad para haberse convertido en simplotes personajes de la opresión y el castigo hacia quienes pretenden vivir con dignidad y en libertad.
Solamente nos resta esperar lo inevitable, mientras que cada día debemos redoblar nuestras fuerzas y nuestro compromiso para refundar una nueva Santa Cruz.
Un primero de Mayo santacruceño
1º de mayo del 2007
En un día tan especial para todos los trabajadores del mundo, donde recordamos y reivindicamos las luchas obreras, anarquistas y socialistas del año 1886 en Chicago, a más de 12.000 kilómetros, en la provincia argentina de Santa Cruz son también los trabajadores quienes mantienen dos meses de una lucha inclaudicable en contra de los abusos laborales del Gobierno.
Día a día un conflicto como el santacruceño nos va dejando una gran enseñanza sobre todo aquello que es posible lograr, cuando se mantiene la unidad de los trabajadores y con el indispensable compromiso de gran parte de los habitantes de la provincia.
Los trabajadores, mientras realizan un nuevo paro de 96 horas durante la presente semana, han sido invitados por los ministros nacionales de Trabajo y Educación para mantener un diálogo que posibilite encontrar las soluciones que el mudo y sordo gobierno provincial se ha encaprichado en negar de forma sistemática. El encuentro se realiza en la Capital Federal, ese lugar que como siempre solemos afirmar solamente atiende “dios”.
Pero una vez más, como era de esperar, el ofrecimiento de las autoridades de Santa Cruz ha sido un desprecio más que la voluntad manifiesta por encontrar una solución a los justificados y necesarios reclamos. Éstos son por que sus sueldos básicos sean “blanqueados” y reconocidos como sumas remunerativas los salarios percibidos “en negro” que hoy integran prácticamente la totalidad de sus ingresos, porque en definitiva tiene una incidencia muy importante en las remuneraciones extraordinarias, ordinarias y desde ya en los beneficios jubilatorios del futuro.
Es increíble que los funcionarios provinciales puedan haber ofrecido solamente 50 pesos para ser incluidos en el básico convencional. Porque el Gobierno conoce muy bien cuales son los reclamos y que ésta oferta lo único que provocará será un nuevo, vehemente y justificado malestar en las asambleas de los trabajadores. Salvo, claro está, que en el fondo los funcionarios quieran buscar un despreciable enfrentamiento de desconocida magnitud e intensidad.
La Mesa de Unidad Sindical va demostrando que bajo las banderas de la lucha y el compromiso de los trabajadores le será muy difícil al gobierno provincial y nacional quebrar fácilmente el gran frente opositor a las políticas económicas y laborales mantenidas desde hace 16 años en Santa Cruz. Una provincia que año a año va incrementando sus ingresos, obras y cuentas públicas, a la vez que no encuentra la forma administrativa, financiera e institucional de repatriar los 500 millones de dólares fugados al exterior. ¿Quién los tendrá?
Las elucubraciones de los políticos provinciales y nacionales sobre un supuesto clima de intranquilidad, de atentados y de inseguridad pretenden sacar de foco al conflicto laboral, para instalar temas que están por demás de alejados de la verdadera tranquilidad y carácter pacífico de las diarias marchas y movilizaciones que se están produciendo a lo largo y ancho de la provincia.
Ellos, los gobernantes, lo perciben, lo saben y lo demuestran a diario. Ahí los vemos hasta de la más alta investidura de la Nación como están perdiendo la calma, esa que de encontrarla les permitiría no seguir enredándose en sus mentiras y solapadas amenazas. Ellos son los que están llenos de miedo. Sí tienen mucho miedo ante una realidad que los encuentra siendo señalados por el pueblo como los únicos responsables del actual estado de cosas. Ya ni siquiera la funesta censura a la prensa impuesta desde el gobierno consigue que se desconozca toda la verdad, porque ella está ahí para quien la quiera comprender.
Esta cuestión no se resuelve con discursillos que pretenden conmover a la opinión pública, ni con mensajes presidenciales tan absurdos como mentirosos al pretender endilgar a la oposición hechos sin comprobación judicial alguna como es el caso del supuesto atentado. Podrán disponer de muchos miles de uniformados -convenientemente armados- en toda la provincia pero no lograrán amedrentar a los trabajadores en sus justos reclamos, y seguramente menos a una población que ya ha dicho basta. ¡Basta!. Porque de eso se trata, ellos saben que está naciendo una nueva forma de concebir a la participación popular que durante tantos años ha sido negada, comprada y apaleada -como hace cinco años- desde el Poder.
Solamente es de esperar un mayor compromiso de toda la población santacruceña, porque debemos señalar que es la primera vez en muchos años que todo un pueblo es el que ha decidido denunciar y terminar con las prácticas de la mentira, la corrupción y del feudalismo impuesto desde el peronista Frente Para la Victoria Santacruceña dirigido por el mismísimo presidente de la Nación Argentina.
Es por eso, que en este 1º de Mayo, los santacruceños están dando un ejemplo digno y que se incorpora irreductiblemente a las grandes luchas que la humanidad cuenta en su historia. Podemos y debemos sentirnos orgullosos de todas las trabajadoras y todos los trabajadores patagónicos; y nuestro compromiso de acompañarlos y luchar a su lado codo a codo “Hasta la Victoria” debemos renovarlo a cada instante. ¡Siempre!
Patética Santa Cruz
25 de abril del 2007
El hecho comprobado hace unas pocas horas, a través de la excelente cobertura periodística que está realizando OPI Santa Cruz, de que la Gendarmería Nacional continúa llevando personal y pertrechos antimotines a la provincia sigue demostrando la temeridad del Gobierno Nacional. Así como también de la irrefrenable incapacidad del Gobierno Provincial para encontrar los caminos del diálogo, la negociación y la comprensión de la situación instalada desde hace tanto tiempo.
La historia santacruceña puede contar con episodios detestables en contra de sus trabajadores. Cuando en la década del veinte del pasado siglo fueron también las fuerzas armadas quienes impusieron el peso de las balas y las metralletas para contener la justa y genuina protesta social.
En aquella oportunidad la represión seguida de muerte, cuan genocidio, tuvo como aliados a los sectores mejores posicionados en la vida económica patagónica, a los políticos nacionales dispuestos a servir los intereses de unos pocos. Porque de eso se trataba entonces cuando el radicalismo -de la mano del Presidente Hipólito Yrigoyen- no dudó en exterminar a los trabajadores anarquistas y socialistas.
Han pasado casi cien años, y sin embargo ahora es un gobierno peronista -de la mano del Presidente Néstor Kirchner- el que también hecha mano a la intimidación, él que desde la arrogancia autoritaria pretende hacer callar la protesta del pueblo santacruceño. Un pueblo que lleva adelante una gesta inusitada y justificada por tantos años de sumisión, y el que se ha visto despreciado constantemente en sus derechos y garantías.
Que hoy sea la Sociedad Rural de Río Gallegos el lugar donde la horda armada almacene sus medios de represión, como es el caso de los gendarmes, debe llamarnos a la más profunda reflexión y al máximo de nuestra repulsa ciudadana. Porque todo tiene su razón de ser. Si ayer fueron los estancieros y los acomodados quienes con el dedo acusador hicieron posible la masacre, hoy son los políticos y también los acomodados -dentro y fuera del poder de turno- quienes no dudarán en actuar en consecuencia.
Es probable, y por demás de deseable, que este momento histórico permita a la comunidad patagónica encontrar en la lucha, en la movilización y en el compromiso los caminos que permitan recobrar las libertades, derechos y garantías, junto a ese sentimiento de autodeterminación que desde el poder sistemáticamente se lo han negado.
El Poder enquistado desde hace 16 años en Santa Cruz creía que todo lo podía. Que desde su hegemonismo perverso sería capaz de domesticar a un pueblo trabajador, con sueños de libertad y ansias de progreso. El que considera como una cuestión de Estado permitir los ilícitos, la corrupción, la falta de justicia y el llevar al silencio a todo aquel considerado como opositor, cuando no acérrimos opositores, por no querer convalidar las prácticas despreciables surgidas desde las mismísimas esferas ejecutivas, legislativas y judiciales.
Que la movilización de docentes, municipales, estatales y demás miembros de la comunidad trabajadora santacruceña hayan llevado al ostracismo a los personeros del poder provincial y nacional no es una cuestión menor. Aquellos que hasta hace unos pocos días atrás se autoproclamaban abanderados del bienestar y hacedores de una “Santa Cruz en serio” hoy deben esconderse, llamarse al más cobarde de los silencios o intentar cualquier tipo de artimañas para contrarrestar los justos y debidos reclamos.
No nos equivocábamos cuando sosteníamos que los arrebatos presidenciales por montarse sobre la noble e inclaudicable causa y lucha por los Derechos Humanos era una farsa. Porque lo que ahora está demasiado claro, va de suyo para cualquiera que lo quiera comprender, es el desconocimiento y menosprecio que las autoridades nacionales y provinciales tienen sobre temas como la libertad y la justicia, la dignidad y los derechos fundamentales e inalienables del hombre, la libertad de palabra, expresión y de manifestación y del derecho a elevar el nivel de vida como la seguridad de todos.
El dolor y la tristeza que a uno embargan los acontecimientos que se están sucediendo en nuestro sur querido, deben dejar paso a nuestro compromiso y solidaridad por quienes hoy sabemos que tienen la razón. Perdería toda razón de ser una comunidad, que impávida por los atropellos del Poder, permaneciera callada y atemorizada por quienes pretenden convertir la existencia misma de Santa cruz en el proyecto de unos pocos, de los mismos de siempre. Esos que han encontrado detrás de los sitiales del Poder y mediante sus prácticas feudales el camino hacia su propio bienestar, hacia la gloria pasajera conquistada con prácticas desleales e ilícitas, como asimismo pretender ser los dueños de la verdad y la vida en el desarrollo humano.
Queremos una Santa Cruz donde sus habitantes recobren los más elementales e inmutables derechos y libertades, donde sus hijos se formen como hombres libres y pensantes, donde los padres dejen de ser utilizados por las dádivas que el gobierno entrega como contraprestación del silencio y la inmunda complicidad, donde el futuro sea previsible y otorgue a todos las mismas posibilidades de progreso y bienestar.
Seguramente el futuro nos permitirá acabar con la “Patética Santa Cruz”.
Hay momentos en los cuales los habitantes de la Argentina nos sentimos como tontos espectadores de las mentiras del poder, sencillamente porque pretenden tratarnos como tarados o incultos. De eso justamente se tratan las declaraciones efectuadas por la ministro de Economía y Producción -Felisa Miceli- para intentar justificar lo injustificable. Lo indemostrable. De lo que ya nadie puede dudar es sobre el origen de esos dineros “abañerados”. O sea, nos cuesta creer la veracidad de que sean de su hermano, pero tampoco sabemos de quién son, quién los colocó allí y cuál fue el justificativo, por qué estaban dónde no debían estar, cuál es el motivo que por el cuál todo esto huele a corrupción, cuál es la razón verdadera justificante de tanto tiempo de silencio ante un hecho que desde el poder nos quieren presentar como normal, personal, bla, bla, bla.
Debemos saber, para comprender mejor la situación, que la Dra. Felisa Miceli es Licenciada en Economía de la Universidad de Buenos Aires, ministro nacional desde hace 19 meses. Fue presidente del Banco de la Nación Argentina (30 meses), representante del gobierno nacional ante el Banco Central de la República Argentina (13 meses), directora del Banco de la Provincia de Buenos Aires (49 meses), asesora técnica del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Capital Federal (36 meses) y jefa de la Dirección Nacional de Programación Presupuestaria de la Secretaría de Hacienda de la Nación (48 meses). Además de profesora universitaria, analista de temas económicos-financieros y consultora del gobierno nacional y de los provinciales en diferentes temas.
Solamente con lo mencionado alcanza para sostener que no se trató de una equivocación, por más que la ministro Miceli diga ahora: “Se ha montado todo un engranaje a partir de una cosa que era absolutamente normal, personal...”, “Y si se quiere, eso puede ser llamado inexperiencia…” (sic). ¡Inexperiencia! ¿Quién lo puede creer con esos antecedentes?
¿Apareció el “prestamista” de la ministro? Sí, claro. ¿O alguien podría haberlo dudado? No, por supuesto que iba a aparecer. Y que mejor que sea un hermano caritativo que entrega dólares y billetes de pesos argentinos termosellados por el Banco Central de la República Argentina para que la ministro Miceli compre en algún momento una propiedad para ella o para su hija -porque la versión oficial aún no se ha puesto de acuerdo al respecto-. Cuánto menos el “prestamista” le entregó unos 60.000 dólares. O más quizás… 240.000 dólares. ¿Lo sabremos alguna vez con seguridad? ¿Sabremos si es verdad que eran de su hermano “mutuante”?
Preparación profesional y experiencia no le faltan a la ministro Miceli. Antecedentes menos. Actividad en la función pública tampoco. Pero pareciera que le faltan otras cualidades para desempañarse como funcionario público.
La “ocupada” ministro Miceli no ha tenido tiempo de depositar en sus cuentas bancarias personales los supuestos 100.000 pesos en efectivo encontrados en el “baño”, aunque ahora dice: “Pensaba justamente llevarla al banco…”, “El lunes 4 lo traje para llevarlo al Banco Nación donde tengo una cuenta para depositar la plata en efectivo…”, “Esa era mi idea, pero no lo pude hacer porque tuve un día agitado…”, “Pero para no estar con la plata encima…” (sic). Tampoco sabemos al día de hoy si ya lo ha depositado porque nada declara mediáticamente al respecto, como tampoco si abrió la caja de seguridad bancaria.
Parece que nuestros conocimientos son más buenos comparados con los de la ministro Miceli -tan experimentada en temas de bancarios, como corresponde a un miembro del funcionariato en bancos oficiales y públicos-. Ella olvidó o al menos no lo consideró (en el momento de tener el dinero en su poder y tampoco en sus contestaciones al diseñado a medida reportaje periodístico “pseudoficial”) que los depósitos bancarios no requieren ser efectuados por el titular de las cuentas bancarias. O sea, podría haber encomendado esa función a cualquier persona de su confianza… por ejemplo a su concubino. Pero claro, no lo hizo o se olvidó de hacerlo y el dinero se mantenía contante y sonante en el “baño” a la espera de... (La justicia deberá completar esta frase).
La “ocupada” ministro Miceli no ha tenido tiempo de presentar su declaración jurada ante la Oficina Anticorrupción -dependiente nada menos que del Ministerio de Justicia-. O sea que sus datos patrimoniales y públicos obligatorios que se tienen hoy disponibles datan de hace un año y medio atrás. La ministro Miceli deberá dar explicaciones sobre la complejidad de su declaración jurada, que requiere de la asistencia de otros profesionales de Ciencias Económicas (“Le pedí también a mi contadora que haga todo lo posible para que la semana que viene la pueda presentar…”, “Le estoy pidiendo a mi contadora, porque esto va a aclarar hasta el 31 de diciembre del 2006, que incluya esto aunque no corresponda, porque yo lo tengo que presentar a mediados del 2008” (sic).
Parece que la ministro Miceli nos está haciendo un chiste -por no decir que nos está mintiendo-. Además lo grave del asunto es que tiene la intención de realizar un declaración jurada mentirosa y fraudulenta, porque pretende adelantar hechos e ingresos patrimoniales a su declaración con total premeditación sabiendo que eso no se ajusta a la realidad temporal. Para que quede claro, dice que va a mentir. Ahora nos dice que va a declarar que al 31 de diciembre de 2006 tenía lo que no tenía. Es algo así como jurar en una declaración una cosa mientras que el “hermano” tuvo necesariamente que haber declarado otra cosa a esa misma fecha. También, que existirá una inconsistencia entre lo que declarará y su presentación anterior ante la AFIP en el presente año: “Fue presentado a la AFIP hace poco por el impuesto a los bienes personales. Y estamos presentando la documentación a los organismos de control, a la Oficina Anticorrupción” (sic). Pero claro, pudo presentar una declaración jurada ante la AFIP que tiene básicamente los mismos datos requeridos por la Oficina Anticorrupción -pero a ésta no-, y entonces la incongruencia estará en que... (La justicia deberá completar esta frase).
Ante estos hechos de no “poder” (querer) depositar y de “aclarar e incluir” (falsear) en sus declaraciones juradas públicas, por analizar dos de los tantos otros que podríamos mencionar para comprender que la ministro está falseando a la verdad y a la realidad de la cuestión. Ella fue descubierta y es por ello que debemos esperar una pronta investigación judicial, con la correspondiente resolución sin demora en la justicia. Porque sabemos que dentro de tres meses hay elecciones nacionales y entonces…
Mientras tanto también debemos exigir que sean los legisladores de la Nación quienes procedan a hacer efectivo el correspondiente pedido de informes, porque conforme al Art. 71 de la Constitución Nacional pueden hacerla comparecer en cualquiera de las Cámaras para que de explicaciones. Institucionalmente es necesario, conveniente y deseable -aunque sea politiquería-. Sabemos que esto depende de la voluntad política que tiene la mayoría de la facción gobernante y que es la misma que sostiene a la ministro en su cargo. Más claro: el presidente Néstor Kirchner y el gabinete de ministros. ¿Será que no lo aceptarán porque un pedido de informes legislativo es también una “campaña sucia”? Sinceramente creo que la falta de transparencia, la inexistencia de la rendición de cuentas, el silencio oficial, la demora en la información y el autoritarismo es lo verdaderamente sucio por estos tiempos en las políticas gubernativas.
Pero mientras todo esto va sucediendo para el Gobierno Nacional todo sigue igual como si nada hubiese ocurrido, aunque públicamente estamos todos enterados desde hace 15 días por haber sido correctamente publicado y denunciado por el semanario Perfil con lujo de detalles. Para la ministro Miceli todo se reduce a que el Presidente de la Nación la “apoye” y la “quiera”: “Sentí mucho apoyo y cariño” (sic). Mientras tanto -con todo ese cariño y apoyo- todos estos días se ha presentado risueña en actos públicos. ¿Querrán poner a prueba a nuestra tolerancia una vez más?
Quiere decir entonces que cuando un funcionario público comete actos que ponen en duda sus deberes, cuando no se someten a la justicia cuestiones que rozan -cuanto menos- incumplimientos públicos, cuando el Ministerio Público -fiscales- se hace el distraído, cuando se han emitido comunicados oficiales que han mentido sobre la cuestión, cuando se han utilizado edificios y bienes públicos para guardar dineros injustificados, etc. nada pasa en este país. Claro esta, más allá que desde el autoritarismo reinante se hagan “apoyaturas” y manifestaciones de “cariño”. ¿Estarán menospreciando a la inteligencia humana?
Es una vergüenza ajena esta forma institucional de mentirnos.
Nos da una pauta más sobre la forma en que la corrupción está presente en los actos ilegales del funcionariato. Porque una cosa es saber que roban y delinquen por doquier, pero otra es que ante hechos como estos no presenten siquiera la dignidad de reconocerlos y actuar en consecuencia.
Porque a la Dra. Felisa Miceli seguramente no le faltará trabajo en el futuro en la actividad privada, o bien en la función pública como siempre sucede en Argentina con los que se van para siempre volver a vivir de la cosa pública. Pero ella sabe muy bien que si de la investigación surge que cometió ilícitos quedará inhabilitada -especial o perpetuamente- para seguir desempeñándose como funcionario público. Y si volvemos a repasar sus antecedentes pareciera -como le sucede a la mayoría de los personajes de este Gobierno- que no saben o no quieren hacer algo diferente de vivir permanentemente de la actividad pública. ¿Será ese el motivo por el cual consideran de su propiedad a la cosa pública?
Creo que ya existe, desgraciadamente, demasiada delincuencia en nuestras calles y barrios como para que nos mantengamos inertes cuando estos personajes siguen sentados en los sitiales de la Administración Pública. Alguien puede creer que trabajan y que no roban. Alguien puede reconocerlos como funcionarios públicos y no como aprovechadores de la cosa pública. Alguien puede creer que los motiva vocaciones patrióticas y no meramente personales. Cualquiera puede pensar lo que quiera. Cualquiera puede seguir sosteniendo, como lo hago acá, que hoy por hoy la política partidaria y gubernamental es sinónimo de mentira y corrupción. Ejemplos: Fideicomisos públicos. Adelantos del Tesoro Nacional. Skanska. INDEC. Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Gasoductos. Decretos de necesidad y urgencia. Consejo de la Magistratura. Helicópteros presidenciales. Publicidad y propaganda oficial. Viajes de campaña política al exterior. Venta de armamento a precio vil. Concesiones públicas de todo tipo. Actos políticos financiados con fondos públicos. Etcétera.
¿Alguien hará algo? Espero sinceramente que sea la justicia argentina. Porque sino más temprano que tarde seremos nosotros, el pueblo, los que hagamos lo que debemos hacer. Echarlos sin más, sin miramientos y abrir las puertas de las cárceles para que paguen a la sociedad por todo aquello que día a día nos han ido negando, por sus corrupciones y extralimitaciones públicas y por todo aquello que va prohibiendo e hipotecando el bienestar de las próximas generaciones.
Un día como hoy hace 191 años los diputados de las Provincias Unidas en Sud América, en un Congreso General, juraron la independencia de España y de toda otra dominación extranjera. Entonces ahora: ¿Cómo no podemos nosotros declarar la independencia de toda la corrupción política que nos domina? ¿Cómo no podemos recuperar todos los derechos de los que hemos sido despojados?
Podemos y debemos hacerlo para que nuestra Argentina sea lo que puede y merece ser y no lo que unos cuantos personajes quiera que sea para su propio beneficio personal y de la “clase” a la que representan.
¿Todos somos corruptos?
6 de julio del 2007
“Los habitantes de la República Argentina somos todos corruptos”.
La frase parece un poco fuerte, pero si la realidad que nos circunda informa que los funcionarios públicos nunca jamás son “corruptos”, que ellos siempre dicen la verdad, que se comportan conforme lo establecen los reglamentos, que nunca actúan de forma ilegal y que dan fiel cumplimiento a sus deberes, entonces al existir la “corrupción” seremos nosotros los causantes y los beneficiarios de ella.
Es un silogismo muy sencillo:
· En la República Argentina existe “corrupción”
· Los funcionarios públicos no son “corruptos”
· Por tanto, los que no son funcionarios públicos son “corruptos”
Resulta, de todas maneras, bastante difícil de creerlo porque de verificarse ello nosotros tendríamos el goce de las fortunas, patrimonios, nivel de vida y prerrogativas que tienen los funcionarios y los políticos.
Determinados hechos y situaciones revelan que cada vez que se escapa alguna información del enclave de los poderes del Estado -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- estamos frente a circunstancias muy poco transparentes, y por lo tanto que puedan ser presumidas y sostenidas como lícitas.
Que una ministro del Poder Ejecutivo Nacional tenga una fortuna, líquida en dinero de curso legal y divisas extranjeras, escondida en el placard del baño privado de su despacho parece, prima facie, algo bastante insólito. El hecho de habernos enterado por un artículo periodístico que lo denunció, que después de un mes de descubierto fue reconocido públicamente por el Ministerio y la Policía Federal, que lo tenencia de dicha cantidad de dinero resulta injustificable a partir de los propios ingresos de la “afortunada funcionaria” y de su polifuncional concubino nos lleva a concluir que algo no está en orden. Ni siquiera tiene la dignidad de hacer alguna declaración al respecto. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que en las empresas dedicadas a la construcción de los gasoductos aparezcan pagos de coimas por decenas de millones de pesos, que se han realizado cientos de facturaciones “truchas” millonarias, que la obra es contratada, fiscalizada y financiada por el Estado, que existan tantas relaciones entre funcionarios públicos de diferentes áreas en la confabulación de la cuestión, que los funcionarios involucrados posean bienes y propiedad que no resistan la más mínima justificante y que la justicia nos siga demostrando que su lentitud cómplice es funcional al sistema y permita armar coartadas es otro problema. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que mientras Argentina padece de una crisis energética alarmante, consecuencia de políticas públicas de entrega indiscriminada de los recursos petrolíferos y gasíficos al capital privado nacional e internacional, una provincia extienda por 40 años la concesión de sus principales yacimientos, que los beneficiarios son los mismos que lo han sido bajo gobiernos de facto genocidas y gobiernos democráticos y que además todo se realice de forma inconsulta y sin la transparencia institucional necesaria es por demás de sugestivo. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que desposeídos personajes “arrimados” al funcionariato hoy sean poseedores de millonarias fortunas, empresas, medios de comunicación y de un poder económico inmensurable, que se manejen a través de terceros prestanombres y encubridores, que aún a pesar de las denuncias no existe en el ámbito judicial ningún tipo de investigación y que sean los más favorecidos con los fondos públicos es, al menos, insultante. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que en todos los niveles de las legislaturas de Argentina se sancionen leyes y ordenanzas que benefician a unos pocos, que son legisladas a la medida de las necesidades de quienes solamente se proponen usufructuar de los fondos y bienes públicos, que se distribuyan las tierras fiscales de forma arbitraria, que tienen en mira únicamente otorgar beneficios sectoriales y particulares nos debe preocupar profundamente. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Que un grupúsculo de personajes, devenidas y devenidos en políticos, armen estructuras partidarias sostenidas únicamente por la propaganda y la publicidad, que posean medios económicos para el traslado de miles de personas y para armado de actos públicos con todo el circo necesario para demostrar -al menos- lo popular del hecho y que los avisos publicitarios en cualquier sitio y medio imaginables -que sabemos requieren de una millonaria financiación- nos hablen en nombre de una representación nacida de su propia imaginación es la cosa común en los últimos tiempos. ¿Quién nos informará que no hubo corrupción?
Bastaría solamente analizar cada una de las cuestiones públicas para encontrarnos con infinidad de ejemplos sobre la falta de transparencia, dignidad y moralidad que tienen aquellos que nos representan, legislan y administran justicia. Esos mismos que nosotros hemos puesto, acomodado y perpetuado en los sitios estratégicos de la conducción de nuestro presente y futuro. O sea en el mismísimo Poder.
Pera sabemos -aunque ellos se hagan los desentendidos- que existen, y están bien tipificadas, las figuras penales de usurpación de autoridad, abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios públicos, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, exacciones ilegales, enriquecimiento ilícito de funcionarios, prevaricato, denegación y retardo de justicia, encubrimiento y lavado de activos de origen delictivo, falsificación de documentos, etc., etc., etc. Cada uno de esos delitos tiene establecidas las penas correspondientes para reprimirlos. Los tribunales tienen las normas prácticas y procesales para actuar conforme a derecho.
Para que el silogismo enunciado al comienzo no tenga validez necesitamos de la actuación urgente de la justicia argentina. Si ella no hace lo que está obligada a hacer ante las denuncias presentadas, o las hechas públicas debiendo actuar de oficio no tenemos más remedio que sentirnos nosotros como los “corruptos”, más allá que sabemos quienes son los “corruptos”. Porque la soberbia, indignidad, inmoralidad y autoritarismo que los políticos y funcionarios llevan encima no les permite ni siquiera disimular ni ocultar nada. Se sienten y actúan como si estuvieran más allá del bien y del mal.
Será entonces posible desestimar la frase: “Los habitantes de la República Argentina somos todos corruptos” cuando las investigaciones y sentencias judiciales determinen y demuestren quienes son los “corruptos”. Salvo, claro está, que sean los propios fiscales y jueces los que permitan con su ineficacia, inactividad y complacencia que lo sigamos pensando de todos y aún de ellos mismos.
El futuro será más de lo mismo
3 de julio del 2007
Los argentinos seguimos estando bendecidos por las decisiones inconsultas de quienes dirigen los fragmentos, por cierto descuartizados, de los partidos políticos. Unos pocos personeros y vividores de la política indican quienes deben ser los candidatos, a cualquier cargo electivo, para lo cual disponen de millonarios montos “públicos” para imponer a sus continuadores. Como si ellas o de ellos se trataran de los salvadores de nuestro futuro y no de los hacedores del actual estado de situación.
Han sido -cada vez lo son más- tan miserables, egocéntricos y autoritarios que ya ni les queda el pudor de intentar abrir el diálogo dentro de sus propias facciones para permitir que sean sus adherentes o afiliados quienes puedan opinar y decidir sobre las ofertas electorales.
En momentos donde las corruptelas, encubrimientos y mentiras políticas ya no pueden ser escondidas más, ni aún detrás de los embusteros índices y resultados de una gestión gubernamental como tampoco de la parafernalia dispuesta para demostrar éxitos incomprobables, para ellos la fiesta de “su politiquería” parece incólume para seguir perpetrándose en las turbias y malolientes aguas del poder que les permitimos conseguir.
El método perverso de ir cooptando a diferentes sectores del quehacer nacional (sindicatos, movimientos sociales, organizaciones de Derechos Humanos, empresariado, personajes de la cultura, periodismo y medios de comunicación rastreros, etc.) le ha permitido al gobierno de Kirchner tener una hegemonía pocas veces comprobable en nuestra historia. En virtud de la cual cada sector saca la tajada que le corresponde sin miramiento alguno sobre la totalidad de los interesados y beneficiarios de las bondades de la administración y cosa pública. Sin miramientos y sin objeciones, porque disentir es sencillamente sacar los pies de las dádivas y prebendas que consiguen y que son dispuestas y ofrecidas en cada uno de los escalones del poder.
Los criterios e ideales políticos que se están barajando desde los partidos y facciones políticas, a menos de cuatro meses de las elecciones presidenciales, están dotados de un vacío tan impresionante, como inmensamente mendaz son los mensajes que a diario se emiten desde la izquierda -complaciente, usufructuaria y enfermiza- hasta la derecha -arrogante, favorecida y cómplice-. Todos, los unos y los otros, conforman una caterva de advenedizos que únicamente pueden intentar reproducir un mensaje oficialista plagado de autoritarismo, más allá que intente presentarse como transformadora, transversal o con una identidad de concertación plural. Pacaterías sin más.
Ya conocemos de sus mentiras, tanto como de la forma en que se van enriqueciendo a medida que más espacios de poder van ocupando. Todos han perdido la vergüenza y la moralidad que les exige los sitiales que hoy gozan; y que han “ganado” en nombre de la supuesta representación que de nosotros ejercen.
El futuro será más de lo mismo, inexorablemente.
Votarlos o votar en blanco es una cuestión de memoria, principios y realidad
21 de junio del 2007
¡Vayamos otra vez a las urnas. Viva la democracia! No gocemos del Estado de Derecho. No deliberemos ni gobernemos porque para ello están nuestros representantes y autoridades. Tampoco nos atribuyamos derechos del pueblo -aunque lo somos-, ni peticionemos -aunque sea en nuestro nombre- para no ser considerados sediciosos. No reclamemos por nuestros derechos más allá de lo que nuestros gobernantes están dispuestos a permitirnos, ni siquiera pidamos gozar de la protección de las leyes.
Pero eso sí: Tenemos que ir a votar. Debemos ir a votar. Porque así ejercitamos nuestros derechos políticos arreglándolos conforme a la soberanía popular. Además porque el voto es obligatorio. Reivindiquémosle su representativa y republicana forma de gobierno.
A esta altura ya no interesa que los partidos políticos nos informen sobre el origen y el destino que dan a sus fondos, como tampoco que den a publicidad sus patrimonios. En todo caso es un pequeño detalle. Porque ya sabemos que son las instituciones fundamentales del sistema democrático, tan democrático como exclusivamente representativo.
Además tenemos la garantía sobre la organización y funcionamiento democrático de los partidos políticos que han dado oportunidades a las minorías y sus candidatos han surgido de la competencia exigida para la postulación a los cargos públicos electivos. Léase elecciones internas inexistentes.
Sabemos además que han informado al pueblo y difundido sus ideas. Si algún fallo en ellas se ha producido es solamente un detalle sin menor importancia.
Todo esto lo sabemos, porque en más o en menos, así lo establece y ordena nuestra Constitución Nacional.
Pero como sostuvo Aristóteles que “La única verdad es la realidad” considero que estamos muy alejados de todas estas quimeras constitucionales. Aunque indudablemente debemos seguir defendiéndolas y protegiéndolas aunque más no sea para el beneficio de los “elegidos” políticos. Y vaya si es imprescindible para nosotros los habitantes de la República Argentina.
El próximo domingo un nuevo Jefe de Gobierno será elegido para la conducción política y ejecutiva de los destinos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sin más la Capital Federal. Será Macri o será Filmus. O será Filmus o Macri.
Algunos nos quieren hacer creer que existe un abismo entre ambas propuestas, la del autodenominado progresista y transversal gobierno nacional y la de la derecha vernácula, prebendaria e intolerante. Entonces tenemos todo el derecho de creer tal realidad (aunque no sea la verdad), porque de lo contrario deberíamos suponer que los millones de pesos gastados en afiches nos han mentido, que esas frases vacías por doquier o esas fotos de famosos han sido visiones de nuestra imaginación. Que las escasas y famélicas propuestas son producto de nuestra falta de entendimiento y capacidad de aprehender, no de aprender, los idearios de estos personajes de la política.
Pero también sabemos que el lunes próximo, y los otros tantos lunes venideros nos encontrarán en una situación similar a la que hemos padecido desde hace muchos años, casi tantos como los que podamos recordar en nuestra historia. Ellos, los políticos, nos podrán hablar de que “Va a estar bueno…” o bien “Porque tenemos convicciones…” y realmente están en todo su derecho de decirlo.
Tanto como está en nuestro derecho el no creerles.
Porque plegarnos masivamente y sin memoria a las consignas vacías, es tan peligroso como desestimarlas sin miramientos sobre las consecuencias que podrán producir en el futuro. La vuelta al pasado funesto o el aumento del hegemonismo asfixiante.
Que bueno y saludable sería para muchos poder ir a votar convencidos por una u otra opción, más allá que si escarbamos un poco nos costaría encontrar historias, compromisos y pertenencias que no los encuentren unidos en un mismo historial de pertenencias, corrupciones y mentiras. Cuan partícipes de un deleznable e injusto estado de la situación, tanto pasado como actual.
Pero también nos asiste el derecho de dejar que sean otros conciudadanos los que “convencidos ideológicamente” decidan sobre el futuro gobierno que quieren, y entonces que vayan y voten por cualquiera de estas opciones ofrecidas en éste mercado lucrativo e impúdico de la política nacional.
Es un derecho tan digno, el de ellos, como el que sostenemos los que pensamos que no debemos ser condenados y obligados por una de las dos opciones, cuando cualquiera de ellas es repugnante a nuestras convicciones sobre el futuro que deseamos; y porque sabemos perfectamente de donde vienen y hacia donde van.
Votarlos o votar en blanco es una cuestión de memoria, principios y realidad.
Ya basta. Carajo!
11 de mayo del 2007
Pido disculpas por la expresión del título, pero hay momentos que uno no encuentran otras palabras para manifestar la bronca que producen determinados acontecimientos. En mi querida Santa Cruz está sucediendo lo que muchos pensábamos que iba a pasar: REPRESIÓN AL PUEBLO.
El Gobierno Provincial, acéfalo e inmoral, es responsable de cada uno de los atropellos humanitarios que se están realizando contra la población pacífica de Santa Cruz. Su inacción, o bien su acción en pos de agudizar la confrontación lo ha colocado al margen institucional y, por supuesto, demasiado lejos de la vida democrática. Por eso que la policía provincial actúa reprimiendo al compás de las mentiras del poder.
El Gobierno Nacional, mentor y hacedor de la inmoralidad tanto como generador de la acefalía, es el responsable de que las fuerzas militares estén intimidando, golpeando y reprimiendo a los trabajadores como hace 87 años atrás en la misma provincia, o bien como cuando el actual Presidente era Intendente de la Ciudad de Río Gallegos y mandó a reprimir a los trabajadores municipales del corralón. Como, asimismo, cuando siendo Gobernador se encargó de apalear a los asambleístas. Siempre lo mismo.
No caben dudas que la cuestión está llegando a los mismos límites que imponen la inmoralidad y el quiebre de la representación de un Estado Provincial enfermo de poder, de corrupción y de mentiras. Está agonizando el sistema de opresión kirchnerista en la propia y mismísima cueva que lo vio nacer. De eso todos estamos seguros.
Pero la cuestión está centrada en conocer cuál será el costo que la sociedad santacruceña deberá pagar.
Para el Poder poco interesa que sean mujeres y niños los que participan de las movilizaciones a la hora que deciden gatillar y apalear, porque es desde ese miedo que tienen que no les permite advertir que en ésta oportunidad tienen los días contados. Porque sea de la forma que sea se van a tener que ir. El pueblo tiene siempre las herramientas necesarias para terminar con las opresiones y solamente es necesario que así lo decida más temprano que tarde.
Ellos, los diseñadores, ejecutantes y cómplices del actual estado de cosas, lo saben muy bien. Como también saben que ya han dejado de ser simples ciudadanos al servicio de la sociedad para haberse convertido en simplotes personajes de la opresión y el castigo hacia quienes pretenden vivir con dignidad y en libertad.
Solamente nos resta esperar lo inevitable, mientras que cada día debemos redoblar nuestras fuerzas y nuestro compromiso para refundar una nueva Santa Cruz.
Un primero de Mayo santacruceño
1º de mayo del 2007
En un día tan especial para todos los trabajadores del mundo, donde recordamos y reivindicamos las luchas obreras, anarquistas y socialistas del año 1886 en Chicago, a más de 12.000 kilómetros, en la provincia argentina de Santa Cruz son también los trabajadores quienes mantienen dos meses de una lucha inclaudicable en contra de los abusos laborales del Gobierno.
Día a día un conflicto como el santacruceño nos va dejando una gran enseñanza sobre todo aquello que es posible lograr, cuando se mantiene la unidad de los trabajadores y con el indispensable compromiso de gran parte de los habitantes de la provincia.
Los trabajadores, mientras realizan un nuevo paro de 96 horas durante la presente semana, han sido invitados por los ministros nacionales de Trabajo y Educación para mantener un diálogo que posibilite encontrar las soluciones que el mudo y sordo gobierno provincial se ha encaprichado en negar de forma sistemática. El encuentro se realiza en la Capital Federal, ese lugar que como siempre solemos afirmar solamente atiende “dios”.
Pero una vez más, como era de esperar, el ofrecimiento de las autoridades de Santa Cruz ha sido un desprecio más que la voluntad manifiesta por encontrar una solución a los justificados y necesarios reclamos. Éstos son por que sus sueldos básicos sean “blanqueados” y reconocidos como sumas remunerativas los salarios percibidos “en negro” que hoy integran prácticamente la totalidad de sus ingresos, porque en definitiva tiene una incidencia muy importante en las remuneraciones extraordinarias, ordinarias y desde ya en los beneficios jubilatorios del futuro.
Es increíble que los funcionarios provinciales puedan haber ofrecido solamente 50 pesos para ser incluidos en el básico convencional. Porque el Gobierno conoce muy bien cuales son los reclamos y que ésta oferta lo único que provocará será un nuevo, vehemente y justificado malestar en las asambleas de los trabajadores. Salvo, claro está, que en el fondo los funcionarios quieran buscar un despreciable enfrentamiento de desconocida magnitud e intensidad.
La Mesa de Unidad Sindical va demostrando que bajo las banderas de la lucha y el compromiso de los trabajadores le será muy difícil al gobierno provincial y nacional quebrar fácilmente el gran frente opositor a las políticas económicas y laborales mantenidas desde hace 16 años en Santa Cruz. Una provincia que año a año va incrementando sus ingresos, obras y cuentas públicas, a la vez que no encuentra la forma administrativa, financiera e institucional de repatriar los 500 millones de dólares fugados al exterior. ¿Quién los tendrá?
Las elucubraciones de los políticos provinciales y nacionales sobre un supuesto clima de intranquilidad, de atentados y de inseguridad pretenden sacar de foco al conflicto laboral, para instalar temas que están por demás de alejados de la verdadera tranquilidad y carácter pacífico de las diarias marchas y movilizaciones que se están produciendo a lo largo y ancho de la provincia.
Ellos, los gobernantes, lo perciben, lo saben y lo demuestran a diario. Ahí los vemos hasta de la más alta investidura de la Nación como están perdiendo la calma, esa que de encontrarla les permitiría no seguir enredándose en sus mentiras y solapadas amenazas. Ellos son los que están llenos de miedo. Sí tienen mucho miedo ante una realidad que los encuentra siendo señalados por el pueblo como los únicos responsables del actual estado de cosas. Ya ni siquiera la funesta censura a la prensa impuesta desde el gobierno consigue que se desconozca toda la verdad, porque ella está ahí para quien la quiera comprender.
Esta cuestión no se resuelve con discursillos que pretenden conmover a la opinión pública, ni con mensajes presidenciales tan absurdos como mentirosos al pretender endilgar a la oposición hechos sin comprobación judicial alguna como es el caso del supuesto atentado. Podrán disponer de muchos miles de uniformados -convenientemente armados- en toda la provincia pero no lograrán amedrentar a los trabajadores en sus justos reclamos, y seguramente menos a una población que ya ha dicho basta. ¡Basta!. Porque de eso se trata, ellos saben que está naciendo una nueva forma de concebir a la participación popular que durante tantos años ha sido negada, comprada y apaleada -como hace cinco años- desde el Poder.
Solamente es de esperar un mayor compromiso de toda la población santacruceña, porque debemos señalar que es la primera vez en muchos años que todo un pueblo es el que ha decidido denunciar y terminar con las prácticas de la mentira, la corrupción y del feudalismo impuesto desde el peronista Frente Para la Victoria Santacruceña dirigido por el mismísimo presidente de la Nación Argentina.
Es por eso, que en este 1º de Mayo, los santacruceños están dando un ejemplo digno y que se incorpora irreductiblemente a las grandes luchas que la humanidad cuenta en su historia. Podemos y debemos sentirnos orgullosos de todas las trabajadoras y todos los trabajadores patagónicos; y nuestro compromiso de acompañarlos y luchar a su lado codo a codo “Hasta la Victoria” debemos renovarlo a cada instante. ¡Siempre!
Patética Santa Cruz
25 de abril del 2007
El hecho comprobado hace unas pocas horas, a través de la excelente cobertura periodística que está realizando OPI Santa Cruz, de que la Gendarmería Nacional continúa llevando personal y pertrechos antimotines a la provincia sigue demostrando la temeridad del Gobierno Nacional. Así como también de la irrefrenable incapacidad del Gobierno Provincial para encontrar los caminos del diálogo, la negociación y la comprensión de la situación instalada desde hace tanto tiempo.
La historia santacruceña puede contar con episodios detestables en contra de sus trabajadores. Cuando en la década del veinte del pasado siglo fueron también las fuerzas armadas quienes impusieron el peso de las balas y las metralletas para contener la justa y genuina protesta social.
En aquella oportunidad la represión seguida de muerte, cuan genocidio, tuvo como aliados a los sectores mejores posicionados en la vida económica patagónica, a los políticos nacionales dispuestos a servir los intereses de unos pocos. Porque de eso se trataba entonces cuando el radicalismo -de la mano del Presidente Hipólito Yrigoyen- no dudó en exterminar a los trabajadores anarquistas y socialistas.
Han pasado casi cien años, y sin embargo ahora es un gobierno peronista -de la mano del Presidente Néstor Kirchner- el que también hecha mano a la intimidación, él que desde la arrogancia autoritaria pretende hacer callar la protesta del pueblo santacruceño. Un pueblo que lleva adelante una gesta inusitada y justificada por tantos años de sumisión, y el que se ha visto despreciado constantemente en sus derechos y garantías.
Que hoy sea la Sociedad Rural de Río Gallegos el lugar donde la horda armada almacene sus medios de represión, como es el caso de los gendarmes, debe llamarnos a la más profunda reflexión y al máximo de nuestra repulsa ciudadana. Porque todo tiene su razón de ser. Si ayer fueron los estancieros y los acomodados quienes con el dedo acusador hicieron posible la masacre, hoy son los políticos y también los acomodados -dentro y fuera del poder de turno- quienes no dudarán en actuar en consecuencia.
Es probable, y por demás de deseable, que este momento histórico permita a la comunidad patagónica encontrar en la lucha, en la movilización y en el compromiso los caminos que permitan recobrar las libertades, derechos y garantías, junto a ese sentimiento de autodeterminación que desde el poder sistemáticamente se lo han negado.
El Poder enquistado desde hace 16 años en Santa Cruz creía que todo lo podía. Que desde su hegemonismo perverso sería capaz de domesticar a un pueblo trabajador, con sueños de libertad y ansias de progreso. El que considera como una cuestión de Estado permitir los ilícitos, la corrupción, la falta de justicia y el llevar al silencio a todo aquel considerado como opositor, cuando no acérrimos opositores, por no querer convalidar las prácticas despreciables surgidas desde las mismísimas esferas ejecutivas, legislativas y judiciales.
Que la movilización de docentes, municipales, estatales y demás miembros de la comunidad trabajadora santacruceña hayan llevado al ostracismo a los personeros del poder provincial y nacional no es una cuestión menor. Aquellos que hasta hace unos pocos días atrás se autoproclamaban abanderados del bienestar y hacedores de una “Santa Cruz en serio” hoy deben esconderse, llamarse al más cobarde de los silencios o intentar cualquier tipo de artimañas para contrarrestar los justos y debidos reclamos.
No nos equivocábamos cuando sosteníamos que los arrebatos presidenciales por montarse sobre la noble e inclaudicable causa y lucha por los Derechos Humanos era una farsa. Porque lo que ahora está demasiado claro, va de suyo para cualquiera que lo quiera comprender, es el desconocimiento y menosprecio que las autoridades nacionales y provinciales tienen sobre temas como la libertad y la justicia, la dignidad y los derechos fundamentales e inalienables del hombre, la libertad de palabra, expresión y de manifestación y del derecho a elevar el nivel de vida como la seguridad de todos.
El dolor y la tristeza que a uno embargan los acontecimientos que se están sucediendo en nuestro sur querido, deben dejar paso a nuestro compromiso y solidaridad por quienes hoy sabemos que tienen la razón. Perdería toda razón de ser una comunidad, que impávida por los atropellos del Poder, permaneciera callada y atemorizada por quienes pretenden convertir la existencia misma de Santa cruz en el proyecto de unos pocos, de los mismos de siempre. Esos que han encontrado detrás de los sitiales del Poder y mediante sus prácticas feudales el camino hacia su propio bienestar, hacia la gloria pasajera conquistada con prácticas desleales e ilícitas, como asimismo pretender ser los dueños de la verdad y la vida en el desarrollo humano.
Queremos una Santa Cruz donde sus habitantes recobren los más elementales e inmutables derechos y libertades, donde sus hijos se formen como hombres libres y pensantes, donde los padres dejen de ser utilizados por las dádivas que el gobierno entrega como contraprestación del silencio y la inmunda complicidad, donde el futuro sea previsible y otorgue a todos las mismas posibilidades de progreso y bienestar.
Seguramente el futuro nos permitirá acabar con la “Patética Santa Cruz”.
Carta abierta a los Diputados de Santa Cruz
Buenos Aires, 19 de abril del 2007
Señores
Diputados Provinciales de Santa Cruz
Alcorta 431
(9400) Río Gallegos - Provincia de Santa Cruz
República Argentina
De mi consideración:
Me dirijo a Uds. a efectos de hacerles algunos comentarios, que pretenden llevarlos a una positiva reflexión por vuestra parte, sobre la situación por la que está atravesando mi entrañable y querida provincia.
Todos ustedes conocen perfectamente la calidad del Señor Carlos Alberto Sancho, actualmente a cargo de la Gobernación, tanto en lo que hace a su falta de preparación política y ética para dirigir los destinos provinciales; como asimismo respecto a su inconsistente cualidad y solidez ejecutiva que lo han convertido en un sujeto que pareciera desconocer la realidad y responsabilidad que lo obliga. Más aún cuando su intolerancia y negación sistemática al diálogo pone en riesgo la paz social y seguridad de los trabajadores a lo largo y ancho de la provincia.
La responsabilidad que Uds. tienen ante los acontecimientos públicos y notorios que se vienen desarrollando en los últimos tiempos no puede menos que obligarlos a actuar conforme a vuestras atribuciones establecidas por el texto constitucional provincial en los incisos 4, 5, 7, 24 y 27 del artículo 104.
La seguridad y bienestar de los “todos los santacruceños” -sin distinción de pertenencias políticas, partidarias o las propias de cargos ejecutivos, legislativos y judiciales que detenten- debería estar en estos momentos prevenida y contenida por vuestra actuación positiva y activa.
Llegar a ser legislador provincial conlleva en sí misma la responsabilidad política e institucional que cualquier ciudadano puede y debe exigirles, esa misma obligación que en estos momentos no puede convertirse de vuestra parte en silencios, inacciones o especulaciones espurias.
Sepan, entonces, legisladores que la sociedad espera de Uds. únicamente que sepan estar a la altura de las circunstancias, y que el incremento del distanciamiento entre el Estado Provincial y los Trabajadores se deba en gran medida a su falta de participación en los justos reclamos y en los conflictos.
Sin más los saludo respetuosamente.
Dr. Hugo Alberto de Pedro
¿Una Santa Cruz en serio?
“Todos los habitantes de la Provincia de Santa Cruz gozarán en ella
de los derechos y garantías que la Constitución Nacional otorga,
los que serán asegurados por los poderes provinciales”.
Art. 3 de la Constitución de la Provincia de Santa Cruz
16 de abril del 2007
Santa Cruz apretada. Apretada Santa Cruz. Santa apretada Cruz.
Que más da el orden en que lo escribamos si la situación en la provincia de Santa Cruz es, desde donde se la mire, un verdadero estado caótico. El desorden existente en el “ejecutivo”, o sea el Gobierno Provincial, es consecuencia de lo que ya sabíamos todos que sucedería. La hegemonía de un poder autoritario que ha llevado al desarrollo irrespetuoso de la actividad “legislativa” donde no existe la participación opositora necesaria e imprescindible, aún en esta democracia imaginaria. Una “justicia” provincial diseñada a la medida del poder no puede más que ser consecuente en sus acciones genuflexas hacia el poder instituido.
Los hechos aberrantes de aprietes, atentados, amenazas, secuestro de ciudadanos e intimidaciones de todo tipo, entre otras, es la cosa común en estos días en la patagónica región. Haber dispuesto el envío de las fuerzas federales nos hace recordar aquella segunda década del siglo pasado, donde por motivos muy similares, fue el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen quien dispuso la persecución seguida de aberrantes fusilamientos masivos de los peones de campo.
Ahora la cuestión se ve ampliada en los sectores que van siendo víctimas de un sistema de exclusión y desidia, que no solamente llega a los trabajadores de la educación sino a amplios sectores de la comunidad trabajadora, como los judiciales, municipales, estatales, sanidad, etc., etc. La inexistencia de diálogo establecida desde el gobierno provincial es conteste con la negación sistemática desde hace 16 años de establecer la discusión salarial en el ámbito de las paritarias. Para Santa Cruz la emergencia se mantiene intacta… pero claro que a la sombra de ella no han sido pocos los funcionarios y personajes ligados al poder kirchnerista que han visto crecer sus riquezas, patrimonios y prerrogativas, a la vez que aumentan de forma descomunal su altanera soberbia que los hace incapaces de comprender que el disenso y las discrepancias existen en la política.
Bajo estas circunstancias el pueblo santacruceño está intentando hacer frente a estas situaciones, ya son decenas de miles los que a lo largo y ancho de su inmenso territorio se movilizan. Son aquellos que han perdido los miedos impuestos desde el poder y que salen a las calles a decir ¡Basta! Una cuestión no menor si tenemos en cuenta la situación estado-dependiente de la gran mayoría de la población económicamente activa, y que a estas horas todo el país conoce sobre la forma que ella es digitalizada desde el poder. Los miedos a las represalias, a la persecución, a la inconveniencia de la denuncia y las manifestaciones se han ido quebrando. Y ahora, más allá de lo pervertido de la realidad, son los mismos detentores del poder los que se resguardan en el silencio, los que no abren una puerta al diálogo y los que encuentran en unos cuantos fúsiles y demás andrajos armamentísticos de ocasión la oportunidad de pretender amedrentar a la sociedad civil.
Es la mismísima justicia santacruceña la que ha ordenado el desalojo de la legislatura provincial tomada pacíficamente por los trabajadores públicos hace unos días atrás, esa justicia que se hace la desentendida cuando las más mínimas cuestiones de justicia social no son atendidas como corresponde por el autoritario poder. Vaya claro, que es aquel poder del Estado provincial el que está compuesto en todos sus niveles por familiares, políticos y útiles serviles del kirchnerismo. ¿Qué podemos esperar entonces? Muy poco, por cierto.
Es el mismísimo poder legislativo provincial, conformado por 22 diputados del partido de gobierno sobre los 24 totales, el que intenta presionar a las trabajadores para que abandonen el paro, la lucha y las movilizaciones, pero es el que se hace el distraído al momento de terminar con el decreto de emergencia económica que prohíbe la discusión salarial. ¿Esos son los representantes del pueblo? Sin dudas que no, son los acólitos sujetos impuestos por el régimen que ejerce el poder sin limitación alguna.
Es el mismísimo ejecutivo que tiene a la cabeza a un personaje incapaz y prepotente, que no encuentra más méritos en su existencia que el de ser un lacayo y espolique de Kirchner. De su gallardía nadie conoce el más mínimo antecedente, aunque la luz de los hechos lo presenta como un tímido y cobarde ejecutor de políticas preplaneadas. El gobernador Sancho hace más honor al secundón del “Quijote” que gobierna los destinos nacionales, que al de un buen ejecutivo provincial.
Como buen conocedor de la realidad santacruceña, de su historia y proyección, y sobre la que me he manifestado en infinidad de oportunidades no puedo menos que sentirme orgulloso de ese pueblo. Porque la lucha y movilización que lleva adelante tiene un valor especialísimo en una sociedad subsumida en los miedos; y la que ha sido presa y víctima constante de las dádivas de un poder feudal sordo y mendaz.
Nos sigue preocupando como los medios de comunicación nacionales, en su mayoría, se mantienen impávidos ante esta realidad. Pretenden hacerse los desentendidos y nos desinforman constantemente a todos. Mantienen un silencio que únicamente encuentra una justificación en la pauta publicitaria que los organismos provinciales y nacionales disponen de manera arbitraria con el consabido beneficio del silencio debido y oportuno.
Ciudades militarizadas, escuelas sometidas al control de la Gendarmería y Prefectura Nacional como de la policía provincial, cortes de luz en las movilizaciones, establecimiento de zonas liberadas, vigilancia atemorizante de las oficinas públicas, control policíaco de los ciudadanos, acciones de inteligencia y de presión sobre los estatales y cuantas cuestiones más nos podamos imaginar son hoy las políticas del Estado para nuestra querida Santa Cruz.
Ahora el futuro en esta parte de la historia de Santa Cruz la debe escribir su pueblo, laborioso y expuesto desde siempre a todo tipo de inclemencias y manejos espurios de sus gobernantes. Su constancia, la generosidad y nobleza de sus ánimos escribirán los cambios que todos anhelamos por considerarlos justos y humanos.
Las tizas no se manchan de sangre
Con manos sucias de tiza siembras semillas de letras. Y crecen abecedarios pacientemente maestra
Tu oficio, que lindo oficio, magia del pueblo en las aulas. Milagro de alfarería sonrisa de la mañana
de la canción “Rosarito Vera, Maestra” - Félix Luna
11 de abril del 2007
Esta ha sido una de las consignas de las movilizaciones y marchas realizadas en toda la Argentina con motivo del fusilamiento del compañero profesor Carlos Fuentealba. En la realizada en la ciudad de Neuquén, en donde se produjo el bárbaro acto asesino, hemos podido ver las imágenes y escuchar las declaraciones de su viuda, Sandra Rodríguez, que no pueden más que consternarnos profundamente.
Ellas, y por supuesto el hecho en sí, nos deberían llevar a la necesidad de reafirmar mucho de lo que venimos sosteniendo sobre las miserias de nuestra democracia y sobre la institucionalidad de nuestro sistema político. Porque Sandra y sus hijas son hoy las víctimas de un estado de desprecio hacia la vida, como ayer lo han sido decenas de miles de seres en nuestro país.
¿Quién tiene el derecho de quebrar una vida o de fusilar a una familia entera?
¿Quién puede desconocer que lo sucedido no es un hecho aislado, sino simplemente uno que ha concluido en desgracia humana?
¿Quién puede encontrar en la represión y la muerte la esencia de ser de un Estado y de sus fuerzas policiales y militares?
Seguramente que desde la mirada ética y humanista de la vida nadie. Absolutamente nadie.
Pero la realidad y lo que vamos padeciendo desde siempre dice que ello es así. Que existen los asesinos y los intolerantes, que existe un Estado autoritario, represor y cómplice, que existen dirigencias de todo tipo de clase que se entregan al poder de turno sin interesar que sea éste militar, peronista, radical, pseudoprogresista o transversal. Acaso no nos debe llamar la atención que el “famoso movimiento obrero organizado” no haya tenido la capacidad y la valentía de establecer un paro general nacional con movilización en todas las ciudades por el compañero fusilado. Acaso tampoco que la calculista miopía de los partidos políticos -al menos los más representativos- se hayan hecho los distraídos. Vergüenzas argentinas sin más.
Desde la Justicia se contribuye a permitir estas cuestiones, con sus lentos procesos -cuando no interminables- y siempre proclive a permitir las prescripciones como lo más natural del derecho. Si hasta dudan de cómo deben llevar adelante los juicios a todos los genocidas que ensangrentaron nuestra historia, familia y memoria. Que más pedirle sobre aquello que es obligatorio resorte moral y profesional de jueces y fiscales.
La clase política, vitalicia y enquistada en los parlamentos que supuestamente nos representan, tampoco se preocupa por llevar adelante la tarea de investigación y enjuiciamiento que terminen en los juicios de responsabilidad -juicios políticos- urgentes, indispensables y necesarios ante las denuncias como ante los hechos por sí mismos más que comprobados. Esta preocupante inacción, la que tiene en su origen y permanencia solamente en el leitmotiv de pensar que mañana serán ellos mismos los que estarán ocupando los idénticos sitiales y serían sujetos de las propias incriminaciones y denuncias, debe preocuparnos a los ciudadanos representados.
Una muerte injustificable es siempre detestable y no debería soportar el más mínimo análisis sobre las circunstancias del caso o bien de las situaciones reinantes en su conjunto. Una muerte hostil y contraria al género humano como la perpetrada contra nuestro compañero Fuentealba es un grito de terror y de miedo, que actúa como una advertencia hacia los que luchamos y no nos doblegamos.
La aborrecible muerte por fusilamiento enerva nuestras convicciones y demuestra la cobardía institucionalizada. Cuando la misma se produce sobre la existencia misma de un trabajador de la educación tiene una connotación especial, porque en definitiva no deja de ser un ataque a la enseñanza misma, a la formación y porvenir de nuestros hijos y a la libertad de maestros y profesores.
Si los ciudadanos no tomamos conocimiento interior del bien y del mal que esto produce y no tratamos de analizar la realidad, con su historia y su presente que nos dicta que está en el desprecio a la vida una de las madres del terror, no terminaremos jamás de comprender nada. Lo peor… todo seguirá igual.
Ahora bien. Hasta aquí la apretada realidad.
El tema es cómo podemos cambiarla entre todos. Y bueno… ahí se presenta el dilema, ahí la cuestión parece presentarse complicada para resolverla.
Sin embargo, existe una salida que debemos encontrarla en la lucha social y popular, en nuestra movilización constante, efectiva y progresiva, en la militancia por la vida, por la justicia y por los derechos y garantías constitucionales que tenemos todos los habitantes de la Nación. De ser así estos hechos lamentables no terminarán siendo una anécdota, porque será siguiendo muy triste y doloroso el futuro que no recoja las experiencias, y donde estas calamidades sigan siendo colocadas como referencia en el calendario y a la que se les eche mano al momento de mencionarlas como efemérides de tal o cual día.
Si nosotros, como pueblo que somos, no tomamos conciencia del poder que unidos poseemos la salida será de dudosa o nula resolución, porque sabemos muy bien que ninguna transformación puede terminar con revoluciones llevadas adelante por unos pocos, o por iluminismos e iluminados, o con actos de coraje que no encuentren un sustento popular serio y mantenido en el tiempo. El ganar las calles y no abandonarlas hasta que se haga justicia y se cambien las cosas será entonces imprescindible.
Son éstos los momentos oportunos, porque la sinrazón de terminar con la vida de cualquier ser humano debe hacernos renovar y recobrar nuestro poder de convicción de que “Nunca Más”, el que sea detonante y dinamizante de las acciones futuras y necesarias en la lucha y protesta social que obligue a que se realicen los cambios que exige la vida en sociedad. Será entonces el momento de que la democracia encuentre en la participación del pueblo su razón de existencia, porque la mera e insignificante representación ya ha demostrado su impronta dañina.
Si la situación planteada con éste nuevo asesinato, cobarde e inhumano, termina siendo una sencilla bajada de banderas más, como sucedió con otros lamentables hechos de nuestro pasado no tan lejano, estaremos nuevamente rendidos al juego de los políticos “de turno” o de aquellos que están agazapados esperando “su turno” para proponer y llevar adelante recetas tan antiguas como inmundas.
Es imprescindible nuestra exigencia por el debido proceso que termine en la condena de los asesinos, fusiladores y genocidas, la renuncia de todos los responsables de las órdenes de represión, el procesamiento penal de cada eslabón de las cadenas del poder político llegando así a los verdaderos culpables y autores intelectuales directos e indirectos. Ya que de no ser así, será nuevamente la inmunidad de muchos de los que se consideran servidores públicos y con el derecho de actuar y decidir según les venga en gana. Obviamente sin responsabilidad alguna y habiéndose servido de lo público, eso que incuestionablemente debe ser de todos y para todos.
Solamente un desprevenido, un desinformado o bien un habitante del espacio sideral puede desconocer que la politiquería terminará tapando la verdad, que se encargará de ir imponiendo múltiples temas irrelevantes para así contribuir al inconsciente colectivo. Ése al que tenemos especial inclinación los argentinos. Y cuidado, porque acá estamos hablando de la vida, del respeto irrestricto por los derechos del hombre y del ciudadano, de la salvaguardia de la existencia de la vida por sobre la muerte y la desaparición de nuestros queridos hermanos.
Acá no es cuestión de exitismos económicos que puedan tapar la vida real y que pueda contener a un Poder y a unos pocos que puedan disfrutar de un bienestar amarrete y tacaño; porque tenemos presente ante nosotros a un sistema de exclusión permanentemente diseñado y rediseñado para elevar las diferencias entre ricos y pobres, entre incluidos y excluidos, y entre beneficiados y perjudicados.
Con “bastones largos”, con “noche de los lápices”, con las represiones indiscriminadas en todo el país sobre los docentes, con presupuestos raquíticos en materia de educación, con sueldos miserables, marginales y de hambre para todos los trabajadores de la educación, con la falta de infraestructura y deficiencias edilicias y mobiliarias, con la negación al suministro de los adelantos tecnológicos, informáticos y de telecomunicaciones en nuestras escuelas y universidades, con el sostenido desprecio en temas de ciencia y tecnología, con escuelas secundarias y universidades vacías de debate en los disentimientos y discrepancias, con nuestros menores en la calle mendigando, expuestos a la humillación diaria o siendo presa de los abusos y la drogadicción, entre muchísimos flagelos diversos; será imposible seguir pensando en las bondades que el actual sistema constitucional y democrático nos pueda ofrecer.
Todos sabemos que es así. Quedarnos quietos e impávidos producto de la situación pasajera, que solamente a algunos contiene por conveniencia, es en sí mismo el nido de la ignominia. Es ese mismísimo caldo de cultivo del pensamiento y prácticas autoritarias y fascistas que siempre está disponible a la hora de mantener el status quo.
Cambiémoslo entonces. Luchemos sin descanso. Utilicemos todos los medios y elementos que tenemos disponibles y a nuestro alcance.
Saber que el Poder es como un viajero transeúnte, tal trashumante, no alcanza. Pensar en esas mentiras de que la situación cambiará paulatinamente tampoco alcanza. Esperar pacientemente y con los brazos cruzados la redistribución del ingreso y la justicia social tampoco alcanza. Debemos cambiar sus ejes, sus métodos, sus mentiras y fundamentalmente debemos comprender que será posible una transformación social y una revolución de las ideas que parta desde nuestras más íntimas convicciones.
¿Llegará o no llegará? Eso es en todo caso una cuestión reservada a la historia que cada uno de nosotros deberá decidir. Pero debemos que saber que está en nosotros cambiarla.
Seguramente la pérdida de la vida de Carlos Fuentealba encontrará una respuesta, aunque triste sin dudas, si somos capaces de que no nos dobleguen.
Seguramente si lo intentamos y logramos en nuestra Argentina las tizas no se mancharán con sangre.
¡NUNCA MÁS!
Así nuestra Argentina
7 de abril del 2007
En la Argentina, en donde el ciudadano Jorge Julio López -principal testigo en la causa que terminó en la justa y necesaria reclusión perpetua del genocida comisario Etchecolatz - se encuentra desaparecido desde hace más de 200 días sin que familiares y compañeros sepamos absolutamente nada sobre su vida. Así mucho nos duele en este país tan castigado por las desapariciones.
Para los voceros institucionales y comprados del gobierno del presidente Kirchner todo marcha de forma excelente: inversiones, control de la inflación y de la cotización del dólar, aumento de la recaudación, crecimiento económico, incremento de las reservas, balanza comercial favorable, etc. Así económica y únicamente se presenta el éxito de una gestión.
Pero en las calles, en los trabajos y en los hogares la realidad se presenta de manera no tan buena, solamente basta comprobarlo con la realidad a la que están expuestos las decenas de millones de trabajadores, desempleados, pobres, hambreados y excluidos por el persistente sistema capitalista de mercado. Obviamente para observarlo no debemos dejarnos llevar por la propaganda y publicidad oficialista sino por la realidad misma. Así la verdadera situación reinante que nos pesa.
Hace pocas horas el trabajador de la educación, Carlos Fuentealba, fue asesinado por la policía provincial neuquina en el marco de una protesta gremial por el sólo hecho de manifestarse en el marco de esta tibia democracia representativa y bien disfrazada de participativa. Solamente la casualidad, también por temas de conflictos laborales, ha permitido que en las tierras santacruceñas y militarizadas del presidente el incendio de un vehículo de los sindicalistas y una bomba molotov no haya terminado con la vida de otros trabajadores. Es en la provincia de Salta donde también los docentes experimentan las amenazas y las persecuciones del poder, por cierto algo muy habitual. Así reciben las bofetadas del estado de derecho los que luchan por un trabajo digno y bien remunerado.
Los acontecimientos que se van sucediendo en torno a las plantas contaminantes de celulosa emplazadas por Uruguay frente a la ciudad entrerriana de Gualeguaychú no encuentran límites en la arrogancia de ambos presidentes “mercosureños” y “sudamericanos”. El enviado del rey de España tampoco ha sido, al menos por el momento, el medio suficiente para lograr que ambos ejecutivos se sienten en una mesa de negociación que los ciudadanos al sur de la América exigimos a cada momento. Pero claro, también ante las protestas de los asambleístas aparece como hace dos días la represión policial. Así la hermandad de los pueblos latinoamericanos y el respeto por el medioambiente.
La inseguridad en todas las ciudades, pueblos y rutas argentinas es algo que no tiene límite, mientras un Estado ausente pretende ofrecernos estadísticas que demuestran lo contrario. Claro está que las mismas se nutren de quienes realizan la efectiva denuncia pero que se contradice con aquello que minuto a minuto debemos padecer los ciudadanos. Así se concibe la garantía entonces la defensa de la integridad humana.
Para este año el Gobierno Nacional ha diseñado un sistema de ajuste de sueldos en la actividad privada, cooptado y coercitivo, con la anuencia de los popes sindicales -otrora menemistas- y de la mano del mismísimo Ministro de Trabajo, que no tiene en cuenta la inflación real que está duplicando el 15% de la pauta establecida por las autoritarias autoridades oficiales en las paritarias. Así la redistribución del ingreso y el bienestar ciudadano.
Los nichos de corrupción abrigados a la sombra del poder y desde el poder mismo ya no toleran la más mínima investigación de los organismos administrativos y parlamentarios de control. Todo se ha convertido en un “tomo y daca” insultante ante las penurias de gran parte del pueblo, llegando al límite de estar comprometidas las inversiones de otros Estados internacionales, como es el caso de Venezuela, España y Francia. Así la falta de límites en la codicia de los funcionarios del Estado.
El presidente Kirchner, sin embargo, ha tenido el tiempo suficiente para dar la espalda a los actos conmemorativos de la guerra mantenida con el Reino Unido en el año 1982, hace tan sólo 25 años, por las Islas Malvinas Argentinas. El motivo muy sencillo: no querer tolerar las manifestaciones en contra que hubiera recibido en las tierras australes. Para la máxima investidura de la Nación el recuerdo por nuestros caídos y de quienes estuvimos dispuestos a combatir contra ese funesto imperio no existió en un día tan especial y emotivo, tampoco para dejar bien en claro que nuestros derechos es una cuestión de Estado irrenunciable que trasciende los olores políticos de turno. Así, más temprano que tarde, con las actitudes mezquinas se perderán las instancias para nuestros derechos internacionales sobre las islas.
Mientras esto y muchas otras cuestiones nos agobian el día a día de los habitantes del pueblo de la Nación Argentina, la politiquería está de parabienes. Los cruces de alianzas, acuerdos, conveniencias y pactos que están llevando adelante los partidos políticos dejarán como moraleja unas listas de candidatos tan inconsistentes como lo son las propias propuestas de acción política que poseen. De una u otra forma, el eje del actual y pasajero poder ha sabido como inmiscuirse en todas las internas políticas. Ya sea por la debilidad ideológica de los políticos opositores que es repugnante por cierto, ya sea por la utilización de los fondos nacionales derivados arbitrariamente hacia las provincias y municipios cooptados. Así la nauseabunda forma de hacer política que nos ofrecen.
Así las cosas. Así nuestra Argentina.
Rarezas argentinas
6 de febrero del 2007
¿Qué raro que la inflación publicada e indicada por el Gobierno Nacional no sea la misma que padece la población?
¿Qué raro que el caso de la desaparición de Luis Gerez se haya convertido en una novela de dimes y diretes, y que no sepamos nada de Jorge Julio López?
¿Qué raro que nos represente en el exterior quien no tiene facultades acordadas por el Congreso Nacional?
¿Qué raro que no se pueda dar una solución definitiva al tema del Hospital Francés, a las empresas recuperadas y a la problemática habitacional?
¿Qué raro que el Presidente de la Nación no quiera o no pueda encontrar los canales de diálogo necesario con el Gobierno de Uruguay por el tema de la planta de pasta de celulosa?
¿Qué raro que no se pueda terminar con la policía del gatillo fácil, el tráfico de drogas y con la corrupción instalada en las instituciones dedicadas a nuestra seguridad?
¿Qué raro que toda la oposición política sea tan funcional al Gobierno Nacional?
¿Qué raro que los Intendentes y Gobernadores hayan perdido todos los principios, compromisos y moralidad por las prebendas recibidas?
¿Qué raro que nuestras cámaras de representantes y concejos deliberantes se hayan convertido en meros sitiales de silencio y de complacencia política?
¿Qué raro es comprobar que ante la más mínima crítica y oposición aparezcan los funcionarios apretando, descalificando y mintiendo vilmente?
¿Qué raro es comprobar como los funcionarios y allegados al poder sean cada día más ricos y poderosos?
¿Qué raro que sea prácticamente imposible tener acceso a un periodismo independiente y veraz?
¿Qué raro es comprobar como el Gobierno sigue pagando las deudas con el exterior mientras las necesidades básicas del pueblo y la pobreza siguen sin solucionarse?
¿Qué raro es el viraje que ha tenido nuestra política exterior en el último año?
¿Qué raro es sentirse rodeado de las rarezas y mentiras argentinas?
Buenos Aires, 19 de abril del 2007
Señores
Diputados Provinciales de Santa Cruz
Alcorta 431
(9400) Río Gallegos - Provincia de Santa Cruz
República Argentina
De mi consideración:
Me dirijo a Uds. a efectos de hacerles algunos comentarios, que pretenden llevarlos a una positiva reflexión por vuestra parte, sobre la situación por la que está atravesando mi entrañable y querida provincia.
Todos ustedes conocen perfectamente la calidad del Señor Carlos Alberto Sancho, actualmente a cargo de la Gobernación, tanto en lo que hace a su falta de preparación política y ética para dirigir los destinos provinciales; como asimismo respecto a su inconsistente cualidad y solidez ejecutiva que lo han convertido en un sujeto que pareciera desconocer la realidad y responsabilidad que lo obliga. Más aún cuando su intolerancia y negación sistemática al diálogo pone en riesgo la paz social y seguridad de los trabajadores a lo largo y ancho de la provincia.
La responsabilidad que Uds. tienen ante los acontecimientos públicos y notorios que se vienen desarrollando en los últimos tiempos no puede menos que obligarlos a actuar conforme a vuestras atribuciones establecidas por el texto constitucional provincial en los incisos 4, 5, 7, 24 y 27 del artículo 104.
La seguridad y bienestar de los “todos los santacruceños” -sin distinción de pertenencias políticas, partidarias o las propias de cargos ejecutivos, legislativos y judiciales que detenten- debería estar en estos momentos prevenida y contenida por vuestra actuación positiva y activa.
Llegar a ser legislador provincial conlleva en sí misma la responsabilidad política e institucional que cualquier ciudadano puede y debe exigirles, esa misma obligación que en estos momentos no puede convertirse de vuestra parte en silencios, inacciones o especulaciones espurias.
Sepan, entonces, legisladores que la sociedad espera de Uds. únicamente que sepan estar a la altura de las circunstancias, y que el incremento del distanciamiento entre el Estado Provincial y los Trabajadores se deba en gran medida a su falta de participación en los justos reclamos y en los conflictos.
Sin más los saludo respetuosamente.
Dr. Hugo Alberto de Pedro
¿Una Santa Cruz en serio?
“Todos los habitantes de la Provincia de Santa Cruz gozarán en ella
de los derechos y garantías que la Constitución Nacional otorga,
los que serán asegurados por los poderes provinciales”.
Art. 3 de la Constitución de la Provincia de Santa Cruz
16 de abril del 2007
Santa Cruz apretada. Apretada Santa Cruz. Santa apretada Cruz.
Que más da el orden en que lo escribamos si la situación en la provincia de Santa Cruz es, desde donde se la mire, un verdadero estado caótico. El desorden existente en el “ejecutivo”, o sea el Gobierno Provincial, es consecuencia de lo que ya sabíamos todos que sucedería. La hegemonía de un poder autoritario que ha llevado al desarrollo irrespetuoso de la actividad “legislativa” donde no existe la participación opositora necesaria e imprescindible, aún en esta democracia imaginaria. Una “justicia” provincial diseñada a la medida del poder no puede más que ser consecuente en sus acciones genuflexas hacia el poder instituido.
Los hechos aberrantes de aprietes, atentados, amenazas, secuestro de ciudadanos e intimidaciones de todo tipo, entre otras, es la cosa común en estos días en la patagónica región. Haber dispuesto el envío de las fuerzas federales nos hace recordar aquella segunda década del siglo pasado, donde por motivos muy similares, fue el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen quien dispuso la persecución seguida de aberrantes fusilamientos masivos de los peones de campo.
Ahora la cuestión se ve ampliada en los sectores que van siendo víctimas de un sistema de exclusión y desidia, que no solamente llega a los trabajadores de la educación sino a amplios sectores de la comunidad trabajadora, como los judiciales, municipales, estatales, sanidad, etc., etc. La inexistencia de diálogo establecida desde el gobierno provincial es conteste con la negación sistemática desde hace 16 años de establecer la discusión salarial en el ámbito de las paritarias. Para Santa Cruz la emergencia se mantiene intacta… pero claro que a la sombra de ella no han sido pocos los funcionarios y personajes ligados al poder kirchnerista que han visto crecer sus riquezas, patrimonios y prerrogativas, a la vez que aumentan de forma descomunal su altanera soberbia que los hace incapaces de comprender que el disenso y las discrepancias existen en la política.
Bajo estas circunstancias el pueblo santacruceño está intentando hacer frente a estas situaciones, ya son decenas de miles los que a lo largo y ancho de su inmenso territorio se movilizan. Son aquellos que han perdido los miedos impuestos desde el poder y que salen a las calles a decir ¡Basta! Una cuestión no menor si tenemos en cuenta la situación estado-dependiente de la gran mayoría de la población económicamente activa, y que a estas horas todo el país conoce sobre la forma que ella es digitalizada desde el poder. Los miedos a las represalias, a la persecución, a la inconveniencia de la denuncia y las manifestaciones se han ido quebrando. Y ahora, más allá de lo pervertido de la realidad, son los mismos detentores del poder los que se resguardan en el silencio, los que no abren una puerta al diálogo y los que encuentran en unos cuantos fúsiles y demás andrajos armamentísticos de ocasión la oportunidad de pretender amedrentar a la sociedad civil.
Es la mismísima justicia santacruceña la que ha ordenado el desalojo de la legislatura provincial tomada pacíficamente por los trabajadores públicos hace unos días atrás, esa justicia que se hace la desentendida cuando las más mínimas cuestiones de justicia social no son atendidas como corresponde por el autoritario poder. Vaya claro, que es aquel poder del Estado provincial el que está compuesto en todos sus niveles por familiares, políticos y útiles serviles del kirchnerismo. ¿Qué podemos esperar entonces? Muy poco, por cierto.
Es el mismísimo poder legislativo provincial, conformado por 22 diputados del partido de gobierno sobre los 24 totales, el que intenta presionar a las trabajadores para que abandonen el paro, la lucha y las movilizaciones, pero es el que se hace el distraído al momento de terminar con el decreto de emergencia económica que prohíbe la discusión salarial. ¿Esos son los representantes del pueblo? Sin dudas que no, son los acólitos sujetos impuestos por el régimen que ejerce el poder sin limitación alguna.
Es el mismísimo ejecutivo que tiene a la cabeza a un personaje incapaz y prepotente, que no encuentra más méritos en su existencia que el de ser un lacayo y espolique de Kirchner. De su gallardía nadie conoce el más mínimo antecedente, aunque la luz de los hechos lo presenta como un tímido y cobarde ejecutor de políticas preplaneadas. El gobernador Sancho hace más honor al secundón del “Quijote” que gobierna los destinos nacionales, que al de un buen ejecutivo provincial.
Como buen conocedor de la realidad santacruceña, de su historia y proyección, y sobre la que me he manifestado en infinidad de oportunidades no puedo menos que sentirme orgulloso de ese pueblo. Porque la lucha y movilización que lleva adelante tiene un valor especialísimo en una sociedad subsumida en los miedos; y la que ha sido presa y víctima constante de las dádivas de un poder feudal sordo y mendaz.
Nos sigue preocupando como los medios de comunicación nacionales, en su mayoría, se mantienen impávidos ante esta realidad. Pretenden hacerse los desentendidos y nos desinforman constantemente a todos. Mantienen un silencio que únicamente encuentra una justificación en la pauta publicitaria que los organismos provinciales y nacionales disponen de manera arbitraria con el consabido beneficio del silencio debido y oportuno.
Ciudades militarizadas, escuelas sometidas al control de la Gendarmería y Prefectura Nacional como de la policía provincial, cortes de luz en las movilizaciones, establecimiento de zonas liberadas, vigilancia atemorizante de las oficinas públicas, control policíaco de los ciudadanos, acciones de inteligencia y de presión sobre los estatales y cuantas cuestiones más nos podamos imaginar son hoy las políticas del Estado para nuestra querida Santa Cruz.
Ahora el futuro en esta parte de la historia de Santa Cruz la debe escribir su pueblo, laborioso y expuesto desde siempre a todo tipo de inclemencias y manejos espurios de sus gobernantes. Su constancia, la generosidad y nobleza de sus ánimos escribirán los cambios que todos anhelamos por considerarlos justos y humanos.
Las tizas no se manchan de sangre
Con manos sucias de tiza siembras semillas de letras. Y crecen abecedarios pacientemente maestra
Tu oficio, que lindo oficio, magia del pueblo en las aulas. Milagro de alfarería sonrisa de la mañana
de la canción “Rosarito Vera, Maestra” - Félix Luna
11 de abril del 2007
Esta ha sido una de las consignas de las movilizaciones y marchas realizadas en toda la Argentina con motivo del fusilamiento del compañero profesor Carlos Fuentealba. En la realizada en la ciudad de Neuquén, en donde se produjo el bárbaro acto asesino, hemos podido ver las imágenes y escuchar las declaraciones de su viuda, Sandra Rodríguez, que no pueden más que consternarnos profundamente.
Ellas, y por supuesto el hecho en sí, nos deberían llevar a la necesidad de reafirmar mucho de lo que venimos sosteniendo sobre las miserias de nuestra democracia y sobre la institucionalidad de nuestro sistema político. Porque Sandra y sus hijas son hoy las víctimas de un estado de desprecio hacia la vida, como ayer lo han sido decenas de miles de seres en nuestro país.
¿Quién tiene el derecho de quebrar una vida o de fusilar a una familia entera?
¿Quién puede desconocer que lo sucedido no es un hecho aislado, sino simplemente uno que ha concluido en desgracia humana?
¿Quién puede encontrar en la represión y la muerte la esencia de ser de un Estado y de sus fuerzas policiales y militares?
Seguramente que desde la mirada ética y humanista de la vida nadie. Absolutamente nadie.
Pero la realidad y lo que vamos padeciendo desde siempre dice que ello es así. Que existen los asesinos y los intolerantes, que existe un Estado autoritario, represor y cómplice, que existen dirigencias de todo tipo de clase que se entregan al poder de turno sin interesar que sea éste militar, peronista, radical, pseudoprogresista o transversal. Acaso no nos debe llamar la atención que el “famoso movimiento obrero organizado” no haya tenido la capacidad y la valentía de establecer un paro general nacional con movilización en todas las ciudades por el compañero fusilado. Acaso tampoco que la calculista miopía de los partidos políticos -al menos los más representativos- se hayan hecho los distraídos. Vergüenzas argentinas sin más.
Desde la Justicia se contribuye a permitir estas cuestiones, con sus lentos procesos -cuando no interminables- y siempre proclive a permitir las prescripciones como lo más natural del derecho. Si hasta dudan de cómo deben llevar adelante los juicios a todos los genocidas que ensangrentaron nuestra historia, familia y memoria. Que más pedirle sobre aquello que es obligatorio resorte moral y profesional de jueces y fiscales.
La clase política, vitalicia y enquistada en los parlamentos que supuestamente nos representan, tampoco se preocupa por llevar adelante la tarea de investigación y enjuiciamiento que terminen en los juicios de responsabilidad -juicios políticos- urgentes, indispensables y necesarios ante las denuncias como ante los hechos por sí mismos más que comprobados. Esta preocupante inacción, la que tiene en su origen y permanencia solamente en el leitmotiv de pensar que mañana serán ellos mismos los que estarán ocupando los idénticos sitiales y serían sujetos de las propias incriminaciones y denuncias, debe preocuparnos a los ciudadanos representados.
Una muerte injustificable es siempre detestable y no debería soportar el más mínimo análisis sobre las circunstancias del caso o bien de las situaciones reinantes en su conjunto. Una muerte hostil y contraria al género humano como la perpetrada contra nuestro compañero Fuentealba es un grito de terror y de miedo, que actúa como una advertencia hacia los que luchamos y no nos doblegamos.
La aborrecible muerte por fusilamiento enerva nuestras convicciones y demuestra la cobardía institucionalizada. Cuando la misma se produce sobre la existencia misma de un trabajador de la educación tiene una connotación especial, porque en definitiva no deja de ser un ataque a la enseñanza misma, a la formación y porvenir de nuestros hijos y a la libertad de maestros y profesores.
Si los ciudadanos no tomamos conocimiento interior del bien y del mal que esto produce y no tratamos de analizar la realidad, con su historia y su presente que nos dicta que está en el desprecio a la vida una de las madres del terror, no terminaremos jamás de comprender nada. Lo peor… todo seguirá igual.
Ahora bien. Hasta aquí la apretada realidad.
El tema es cómo podemos cambiarla entre todos. Y bueno… ahí se presenta el dilema, ahí la cuestión parece presentarse complicada para resolverla.
Sin embargo, existe una salida que debemos encontrarla en la lucha social y popular, en nuestra movilización constante, efectiva y progresiva, en la militancia por la vida, por la justicia y por los derechos y garantías constitucionales que tenemos todos los habitantes de la Nación. De ser así estos hechos lamentables no terminarán siendo una anécdota, porque será siguiendo muy triste y doloroso el futuro que no recoja las experiencias, y donde estas calamidades sigan siendo colocadas como referencia en el calendario y a la que se les eche mano al momento de mencionarlas como efemérides de tal o cual día.
Si nosotros, como pueblo que somos, no tomamos conciencia del poder que unidos poseemos la salida será de dudosa o nula resolución, porque sabemos muy bien que ninguna transformación puede terminar con revoluciones llevadas adelante por unos pocos, o por iluminismos e iluminados, o con actos de coraje que no encuentren un sustento popular serio y mantenido en el tiempo. El ganar las calles y no abandonarlas hasta que se haga justicia y se cambien las cosas será entonces imprescindible.
Son éstos los momentos oportunos, porque la sinrazón de terminar con la vida de cualquier ser humano debe hacernos renovar y recobrar nuestro poder de convicción de que “Nunca Más”, el que sea detonante y dinamizante de las acciones futuras y necesarias en la lucha y protesta social que obligue a que se realicen los cambios que exige la vida en sociedad. Será entonces el momento de que la democracia encuentre en la participación del pueblo su razón de existencia, porque la mera e insignificante representación ya ha demostrado su impronta dañina.
Si la situación planteada con éste nuevo asesinato, cobarde e inhumano, termina siendo una sencilla bajada de banderas más, como sucedió con otros lamentables hechos de nuestro pasado no tan lejano, estaremos nuevamente rendidos al juego de los políticos “de turno” o de aquellos que están agazapados esperando “su turno” para proponer y llevar adelante recetas tan antiguas como inmundas.
Es imprescindible nuestra exigencia por el debido proceso que termine en la condena de los asesinos, fusiladores y genocidas, la renuncia de todos los responsables de las órdenes de represión, el procesamiento penal de cada eslabón de las cadenas del poder político llegando así a los verdaderos culpables y autores intelectuales directos e indirectos. Ya que de no ser así, será nuevamente la inmunidad de muchos de los que se consideran servidores públicos y con el derecho de actuar y decidir según les venga en gana. Obviamente sin responsabilidad alguna y habiéndose servido de lo público, eso que incuestionablemente debe ser de todos y para todos.
Solamente un desprevenido, un desinformado o bien un habitante del espacio sideral puede desconocer que la politiquería terminará tapando la verdad, que se encargará de ir imponiendo múltiples temas irrelevantes para así contribuir al inconsciente colectivo. Ése al que tenemos especial inclinación los argentinos. Y cuidado, porque acá estamos hablando de la vida, del respeto irrestricto por los derechos del hombre y del ciudadano, de la salvaguardia de la existencia de la vida por sobre la muerte y la desaparición de nuestros queridos hermanos.
Acá no es cuestión de exitismos económicos que puedan tapar la vida real y que pueda contener a un Poder y a unos pocos que puedan disfrutar de un bienestar amarrete y tacaño; porque tenemos presente ante nosotros a un sistema de exclusión permanentemente diseñado y rediseñado para elevar las diferencias entre ricos y pobres, entre incluidos y excluidos, y entre beneficiados y perjudicados.
Con “bastones largos”, con “noche de los lápices”, con las represiones indiscriminadas en todo el país sobre los docentes, con presupuestos raquíticos en materia de educación, con sueldos miserables, marginales y de hambre para todos los trabajadores de la educación, con la falta de infraestructura y deficiencias edilicias y mobiliarias, con la negación al suministro de los adelantos tecnológicos, informáticos y de telecomunicaciones en nuestras escuelas y universidades, con el sostenido desprecio en temas de ciencia y tecnología, con escuelas secundarias y universidades vacías de debate en los disentimientos y discrepancias, con nuestros menores en la calle mendigando, expuestos a la humillación diaria o siendo presa de los abusos y la drogadicción, entre muchísimos flagelos diversos; será imposible seguir pensando en las bondades que el actual sistema constitucional y democrático nos pueda ofrecer.
Todos sabemos que es así. Quedarnos quietos e impávidos producto de la situación pasajera, que solamente a algunos contiene por conveniencia, es en sí mismo el nido de la ignominia. Es ese mismísimo caldo de cultivo del pensamiento y prácticas autoritarias y fascistas que siempre está disponible a la hora de mantener el status quo.
Cambiémoslo entonces. Luchemos sin descanso. Utilicemos todos los medios y elementos que tenemos disponibles y a nuestro alcance.
Saber que el Poder es como un viajero transeúnte, tal trashumante, no alcanza. Pensar en esas mentiras de que la situación cambiará paulatinamente tampoco alcanza. Esperar pacientemente y con los brazos cruzados la redistribución del ingreso y la justicia social tampoco alcanza. Debemos cambiar sus ejes, sus métodos, sus mentiras y fundamentalmente debemos comprender que será posible una transformación social y una revolución de las ideas que parta desde nuestras más íntimas convicciones.
¿Llegará o no llegará? Eso es en todo caso una cuestión reservada a la historia que cada uno de nosotros deberá decidir. Pero debemos que saber que está en nosotros cambiarla.
Seguramente la pérdida de la vida de Carlos Fuentealba encontrará una respuesta, aunque triste sin dudas, si somos capaces de que no nos dobleguen.
Seguramente si lo intentamos y logramos en nuestra Argentina las tizas no se mancharán con sangre.
¡NUNCA MÁS!
Así nuestra Argentina
7 de abril del 2007
En la Argentina, en donde el ciudadano Jorge Julio López -principal testigo en la causa que terminó en la justa y necesaria reclusión perpetua del genocida comisario Etchecolatz - se encuentra desaparecido desde hace más de 200 días sin que familiares y compañeros sepamos absolutamente nada sobre su vida. Así mucho nos duele en este país tan castigado por las desapariciones.
Para los voceros institucionales y comprados del gobierno del presidente Kirchner todo marcha de forma excelente: inversiones, control de la inflación y de la cotización del dólar, aumento de la recaudación, crecimiento económico, incremento de las reservas, balanza comercial favorable, etc. Así económica y únicamente se presenta el éxito de una gestión.
Pero en las calles, en los trabajos y en los hogares la realidad se presenta de manera no tan buena, solamente basta comprobarlo con la realidad a la que están expuestos las decenas de millones de trabajadores, desempleados, pobres, hambreados y excluidos por el persistente sistema capitalista de mercado. Obviamente para observarlo no debemos dejarnos llevar por la propaganda y publicidad oficialista sino por la realidad misma. Así la verdadera situación reinante que nos pesa.
Hace pocas horas el trabajador de la educación, Carlos Fuentealba, fue asesinado por la policía provincial neuquina en el marco de una protesta gremial por el sólo hecho de manifestarse en el marco de esta tibia democracia representativa y bien disfrazada de participativa. Solamente la casualidad, también por temas de conflictos laborales, ha permitido que en las tierras santacruceñas y militarizadas del presidente el incendio de un vehículo de los sindicalistas y una bomba molotov no haya terminado con la vida de otros trabajadores. Es en la provincia de Salta donde también los docentes experimentan las amenazas y las persecuciones del poder, por cierto algo muy habitual. Así reciben las bofetadas del estado de derecho los que luchan por un trabajo digno y bien remunerado.
Los acontecimientos que se van sucediendo en torno a las plantas contaminantes de celulosa emplazadas por Uruguay frente a la ciudad entrerriana de Gualeguaychú no encuentran límites en la arrogancia de ambos presidentes “mercosureños” y “sudamericanos”. El enviado del rey de España tampoco ha sido, al menos por el momento, el medio suficiente para lograr que ambos ejecutivos se sienten en una mesa de negociación que los ciudadanos al sur de la América exigimos a cada momento. Pero claro, también ante las protestas de los asambleístas aparece como hace dos días la represión policial. Así la hermandad de los pueblos latinoamericanos y el respeto por el medioambiente.
La inseguridad en todas las ciudades, pueblos y rutas argentinas es algo que no tiene límite, mientras un Estado ausente pretende ofrecernos estadísticas que demuestran lo contrario. Claro está que las mismas se nutren de quienes realizan la efectiva denuncia pero que se contradice con aquello que minuto a minuto debemos padecer los ciudadanos. Así se concibe la garantía entonces la defensa de la integridad humana.
Para este año el Gobierno Nacional ha diseñado un sistema de ajuste de sueldos en la actividad privada, cooptado y coercitivo, con la anuencia de los popes sindicales -otrora menemistas- y de la mano del mismísimo Ministro de Trabajo, que no tiene en cuenta la inflación real que está duplicando el 15% de la pauta establecida por las autoritarias autoridades oficiales en las paritarias. Así la redistribución del ingreso y el bienestar ciudadano.
Los nichos de corrupción abrigados a la sombra del poder y desde el poder mismo ya no toleran la más mínima investigación de los organismos administrativos y parlamentarios de control. Todo se ha convertido en un “tomo y daca” insultante ante las penurias de gran parte del pueblo, llegando al límite de estar comprometidas las inversiones de otros Estados internacionales, como es el caso de Venezuela, España y Francia. Así la falta de límites en la codicia de los funcionarios del Estado.
El presidente Kirchner, sin embargo, ha tenido el tiempo suficiente para dar la espalda a los actos conmemorativos de la guerra mantenida con el Reino Unido en el año 1982, hace tan sólo 25 años, por las Islas Malvinas Argentinas. El motivo muy sencillo: no querer tolerar las manifestaciones en contra que hubiera recibido en las tierras australes. Para la máxima investidura de la Nación el recuerdo por nuestros caídos y de quienes estuvimos dispuestos a combatir contra ese funesto imperio no existió en un día tan especial y emotivo, tampoco para dejar bien en claro que nuestros derechos es una cuestión de Estado irrenunciable que trasciende los olores políticos de turno. Así, más temprano que tarde, con las actitudes mezquinas se perderán las instancias para nuestros derechos internacionales sobre las islas.
Mientras esto y muchas otras cuestiones nos agobian el día a día de los habitantes del pueblo de la Nación Argentina, la politiquería está de parabienes. Los cruces de alianzas, acuerdos, conveniencias y pactos que están llevando adelante los partidos políticos dejarán como moraleja unas listas de candidatos tan inconsistentes como lo son las propias propuestas de acción política que poseen. De una u otra forma, el eje del actual y pasajero poder ha sabido como inmiscuirse en todas las internas políticas. Ya sea por la debilidad ideológica de los políticos opositores que es repugnante por cierto, ya sea por la utilización de los fondos nacionales derivados arbitrariamente hacia las provincias y municipios cooptados. Así la nauseabunda forma de hacer política que nos ofrecen.
Así las cosas. Así nuestra Argentina.
Rarezas argentinas
6 de febrero del 2007
¿Qué raro que la inflación publicada e indicada por el Gobierno Nacional no sea la misma que padece la población?
¿Qué raro que el caso de la desaparición de Luis Gerez se haya convertido en una novela de dimes y diretes, y que no sepamos nada de Jorge Julio López?
¿Qué raro que nos represente en el exterior quien no tiene facultades acordadas por el Congreso Nacional?
¿Qué raro que no se pueda dar una solución definitiva al tema del Hospital Francés, a las empresas recuperadas y a la problemática habitacional?
¿Qué raro que el Presidente de la Nación no quiera o no pueda encontrar los canales de diálogo necesario con el Gobierno de Uruguay por el tema de la planta de pasta de celulosa?
¿Qué raro que no se pueda terminar con la policía del gatillo fácil, el tráfico de drogas y con la corrupción instalada en las instituciones dedicadas a nuestra seguridad?
¿Qué raro que toda la oposición política sea tan funcional al Gobierno Nacional?
¿Qué raro que los Intendentes y Gobernadores hayan perdido todos los principios, compromisos y moralidad por las prebendas recibidas?
¿Qué raro que nuestras cámaras de representantes y concejos deliberantes se hayan convertido en meros sitiales de silencio y de complacencia política?
¿Qué raro es comprobar que ante la más mínima crítica y oposición aparezcan los funcionarios apretando, descalificando y mintiendo vilmente?
¿Qué raro es comprobar como los funcionarios y allegados al poder sean cada día más ricos y poderosos?
¿Qué raro que sea prácticamente imposible tener acceso a un periodismo independiente y veraz?
¿Qué raro es comprobar como el Gobierno sigue pagando las deudas con el exterior mientras las necesidades básicas del pueblo y la pobreza siguen sin solucionarse?
¿Qué raro es el viraje que ha tenido nuestra política exterior en el último año?
¿Qué raro es sentirse rodeado de las rarezas y mentiras argentinas?
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